El 13 de diciembre de 1981 fue la última vez que las hermanas Ana Julia y Carmelina Mejía Ramírez fueron vistas por su familia. A ellas, dicen testigos, se las llevó forzosamente el batallón Atlacatl del ejército luego de la masacre de El Mozote y lugares aledaños.
Por Norma Ramírez/Foto: Cristosal
En julio de 2019, el Juzgado de Instrucción de San Francisco Gotera acumuló el caso por la desaparición de las niñas Mejía Ramírez, al proceso penal histórico por la masacre de El Mozote y lugares aledaños.
Esta acusación se incluyó en el listado de delitos por los que son procesados 17 militares.
De acuerdo a la decisión del juez, el pasado 17 de enero se presentaron tres testimonios sobre el caso. Se trata de Reyna Portillo, Herminia Argueta Quevedo y Arcadia Ramírez Portillo. Ellas relataron que junto a Ana y Carmelina, también fueron desaparecidos un grupo de aproximadamente 15 niños y niñas más, del cantón Cerro Pando, Morazán.
Detallaron que las y los niños fueron arrebatados de sus padres después de los asesinatos en la masacre, calificada como la peor de nuestro país.
“Guardamos la esperanza de encontrarlas vivas”, dijo Reyna Portillo, tía de las niñas.
“En cada uno de sus cumpleaños yo guardo una carta, por si yo estoy muerta y se llegan a encontrar sepan que las extraño mucho y las he buscado, las sigo buscando”, agregó.
Al momento de su desaparición, Carmelina tenía 7 años y su hermana Ana Julia, 14.
En abril de 2019, el Juez Segundo de Instrucción de San Francisco Gotera, Jorge Alberto Guzmán agregó los delitos de tortura, desaparición y desplazamiento forzado a los militares procesados por su presunta participación en la masacre de El Mozote.
El caso por la desaparición forzada de las hermanas Mejía Ramírez fue admitido por la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en 2005, tras la denuncia presentada por la Asociación Pro-Búsqueda de Niñas y Niños Desaparecidos, en noviembre de 2001.