Una de las principales promesas de campaña de Xiomara Castro, la candidata ganadora de las elecciones presidenciales realizadas ayer en Honduras, fue recuperar la soberanía nacional y revertir las llamadas Zonas de Empleo y Desarrollo Económico (ZEDE), sitios libres de impuestos y donde el Estado renuncia en forma total o parcial a sus facultades, competencias y autoridad.
La presidenciable del progresista Partido Libertad y Refundación (LIBRE) -que ha superado por unos 20 puntos a su competidor del conservador y oligárquico Partido Nacional- se comprometió a eliminar estos antros de evasión tributaria, violación de derechos laborales, contaminación ambiental e impunidad empresarial.
Esto es importante, pues las ZEDE repudiadas por el pueblo hondureño son la inspiración de las “ciudades privadas” que Nayib Bukele quiere crear en El Salvador, la primera de las cuales sería la “Bitcoin City”, anunciada reciente por el presidente salvadoreño en un discurso en inglés para un grupo de entusiastas criptomonederos que se reunieron la semana pasada en una evento de promoción del Bitcoin.
El mandatario detalló que en la “Ciudad Bitcoin” -que estaría en el departamento de La Unión- “no habrá impuesto sobre la renta, “para siempre”, ni impuestos sobre las ganancias, cero impuestos sobre la propiedad, tampoco impuestos sobre contrataciones, ni impuestos municipales..”. Dijo que “la ciudad tendrá áreas residenciales y comerciales, servicios, entretenimiento, restaurantes, aeropuerto y tren”.
Esto, a pesar de que Bukele cuestionó al gobierno anterior cuando propuso una ley para crear “zonas económicas especiales” donde exoneraría de impuestos durante 25 años a las empresas que ahí se establecieran. El ahora presidente dijo en aquel momento, julio de 2018, que la propuesta era la más neoliberal en la historia del país porque se trataba de “privatizar un territorio”.
Bukele, además, cuestionó que el proyecto lo planteara un gobierno que se auto denominaba “de izquierda”. Sin embargo, ahora el mandatario -quien en algún momento también dijo que era “de izquierda”- se desdice vergonzosamente de aquellas críticas y presenta las “ciudades privadas” como la panacea que convertirá a El Salvador en “un país de primer mundo” o al menos como “Singapur de América Latina”.
Volviendo al triunfo de Xiomara Castro y al rechazo a las ZEDE expresado por el electorado hondureño, éste muestra una triste verdad: mientras el futuro gobierno del vecino país proyecta recuperar la soberanía, el rol del Estado y los derechos de la gente, el nuestro se empeña en entregar territorio nacional a inversores criptomonederos y en implementar un neoliberalismo a ultranza peor que el impuesto por los gobiernos de ARENA.