Datos del Hospital Nacional de la Mujer revelan que más de 3 mil niñas y adolescentes fueron inscritas en controles prenatales durante el primer trimestre de este año. Según el Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA) esta es una de las prácticas nocivas que minan la vida de las niñas en el mundo, por lo que llaman a los Estados y a la sociedad a erradicar cualquier práctica que viole los derechos de las niñas y mujeres.
Por: Krissia Girón/ Foto: DW
El Informe del Estado de la Población Mundial 2020 del Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA) revela que el matrimonio infantil es una de las prácticas nocivas de mayor impacto en América Latina y el Caribe. Según el documento, una de cada 4 niñas se casa o establece unión informal antes de cumplir los 18 años. En algunos países es una de cada tres.
“En 57 países, solo el 55% de las mujeres entre 15 y 49 años casadas o en unión libre tiene el poder de tomar sus propias decisiones respecto a las relaciones sexuales y el uso de anticonceptivos y servicios de salud reproductiva (UNFPA,2020)”, revela el informe.
Además del matrimonio infantil y uniones libres, el estudio destaca otras 19 prácticas nocivas para las mujeres y niñas en el mundo, que van desde el planchado de senos hasta las pruebas de virginidad. Según el UNFPA, las tres que más impactan sus derechos a nivel mundial son el matrimonio, la mutilación genital femenina y la prevalencia de los hijos frente a las hijas en algunas familias.
“Las prácticas nocivas que afectan a las niñas ocasionan un trauma grave y duradero que les roba el derecho a desarrollar todo su potencial”, afirma la Dra. Natalia Kanem, Directora Ejecutiva del UNFPA.
Hugo González, representante de dicho organismo de ONU en El Salvador, señaló que pese a la reciente prohibición del matrimonio infantil en el Código de Familia, esto nos significa que se hayan eliminado las circunstancias de niñas atrapadas en esta situación.
“El Código de Familia lo que permitía era que un adulto que había tenido relaciones sexuales con una menor no fuera castigado por la ley y pudiera casarse con la niña. Se utilizaba esta vía legal para perpetuar un ciclo de violencia”, expresó González.
Para el representante del UNFPA, en la región y en nuestro país, otra práctica nociva que sigue impactando la vida de las niñas y adolescentes son los embarazos a temprana edad, lo cual en muchas ocasiones es consecuencia de otros delitos como el abuso sexual, la trata de personas, entre otros.
Y no es para menos, el Hospital Nacional de la Mujer registró más de 3 mil niñas y adolescentes embarazadas en El Salvador en el primer trimestre del 2020.
Según el portal de transparencia del Hospital Nacional de la Mujer “Dra. María Isabel Rodríguez”, 144 niñas y adolescentes entre los 10 y los 14 años fueron inscritas en control prenatal entre enero y marzo de este año. Mientras que 3,835 de las inscritas durante el mismo período, oscilan entre los 15 y 19 años de edad, dando un total de 3,979 niñas y adolescentes embarazadas a inicios del 2020.
Los departamentos con más casos son San Salvador con 646, La Libertad con 444, Sonsonate con 432, Santa Ana con 364 y Ahuachapán con 322 casos.
El embarazo a edad temprana es una práctica nociva en niñas y adolescentes por las consecuencias que dejan en ellas, detalló el representante del UNFPA.
“Es toda una serie de elementos que se conjugan, que se convierten en un ciclo que atrapan a las niñas y que involucra a actores que deberían ser sus protectores y más bien vulneran sus derechos”, señaló.
En 2017, según el UNFPA, cada día hubo 53 embarazos de adolescentes y 2 en niñas de entre 10 y 14 años.
El Informe de Estado de la Población del UNFPA detalla que éstas circunstancias son consecuencia de patrones culturales que ven a las niñas como una carga, como un bien o como un objeto sexual.
Si bien los embarazos en niñas y adolescentes no está detallado en el informe del UNFPA, su representante afirma que es una realidad innegable no solo en el país, sino en la región latinoamericana, lo cual trae consecuencias en su educación, salud, ámbito laboral y condiciones de vida.
“Hemos visto que 3 de cada 4 niñas que transitan por la experiencia de una maternidad temprana, salen del sistema educativo y con eso comienza el ciclo de pobreza, porque al desertar de la escuela limitan sus capacidades y posibilidades, luego se insertan en el mercado informal y no logran desarrollar todo su potencial”, dijo el representante del UNFPA en El Salvador.
Hugo González concluye, al igual que el informe, que la educación es fundamental para adquirir nuevos valores que vayan en contra de la impunidad y “de todo lo que es nocivo para la sociedad y crecer en armonía individual”.
“El Salvador ha avanzado en algunos aspectos. Pero seguimos diciéndole a la mujer primeriza que tendrá una niña que ‘no se ganó la gallina’ ¿qué estamos reconociendo en éstas palabras?”, cuestionó.
Agrega que se debe incluir la educación sexual que incorpore el diálogo con los padres o tutores, sin dejar de lado que, según datos de instituciones gubernamentales y organismos internacionales, la mayor parte de casos de violencia sexual se dio en los hogares de las víctimas.
“La evidencia nos dice que los perpetradores de la violencia sexual en niñas, niños y adolescentes, en su mayoría son miembros de su hogar. La educación empodera a las niñas y al niño para poder denunciar la situación como tal”, apuntó.
El Informe de Estado de la Población Mundial del UNFPA sostiene que se necesitan – en promedio- casi 100 años para reducir la disparidad entre los géneros. Al agregar la brecha de género en lo concerniente a la participación en la economía, la cifra aumenta a 257años, según datos del Foro Económico Mundial.
“Las percepciones de la gente frenan el progreso. Un estudio que abarcaba al 80% de la población mundial concluyó que el 90% de los hombres—y de las mujeres—tiene algún tipo de prejuicio hacia ellas. El telón de fondo de la discriminación de género es el aumento de las desigualdades y la agudización de la exclusión en todo el planeta”, reza el estudio.
Por ello, el organismo de Naciones Unidas apunta la necesidad de hacer esfuerzos para eliminar las brechas, la violencia, el feminicidio, etc. “No es una tarea de un gobierno, parlamento o partido, es una tarea de todas y todos”, concluyeron.