Por Rocío Cabrera*/Foto: Referencia
Recuerdo perfectamente el slogan de Tony Saca “las mujeres ya no estarán solas”, con el cual pretendía lanzar su plan que “favorecería” el 50% de la población femenina, el cual no cambió nada nuestra realidad. Pero con el presidente Nayib Bukele las mujeres no solo estamos desamparadas, sino, violentadas y desaparecidas.
No es algo nuevo el desdén del mandatario a los temas de género, prevención de violencia contra las mujeres, ni a la comunidad LGTBI. Solo recordemos el caso que le llevó a la salida del partido FMLN donde le gritó y maltrató a la síndica municipal Xochilt Marchelli.
Cómo olvidar que sus primeras acciones en este ámbito fueron desaparecer la Secretaría de Inclusión Social, debilitar el proyecto Ciudad Mujer y ningunear el Instituto Salvadoreño para el Desarrollo de la Mujer (ISDEMU), instancia que ha tenido en su haber ya tres directoras ejecutivas que han pasado sin pena, ni gloria.
Extraoficialmente se sabe que se les instruyó desde Presidencia a todas las gerencias de comunicaciones de las instituciones del Ejecutivo a no desarrollar actividades públicas en dos de las conmemoraciones más importantes: el Día Internacional de la Mujer y, sobre todo, el Día Internacional para la prevención de la violencia contra las mujeres, hecho que han pasado inadvertido por la prensa, ahogada en los hechos que aquejan día con día el país.
Y si con esto no fuera suficiente, la presidencia de Bukele no tiene acciones a implementar en áreas primordialmente femeninas como embarazo adolescente, prevención de violencia de género o acciones afirmativas para fomentar la igualdad y equidad.
Un ejemplo claro de su pensamiento machista quedó plasmado en el caso de feminicidio de Keni Guadalupe Larios, de 35 años, en el 2019. Keni fue asesinada por su pareja en su casa de habitación, siendo testigo del crimen el hijo de ambos.
El presidente quien luchaba en ese momento porque se aprobara un préstamo para la aplicación del “Plan Control Territorial”, mencionó que el plan estaba siendo “efectivo” ya que solo se había registrado un homicidio y que el feminicidio acaecido era “pasional”, algo que “no tenemos que prestar atención”, destacó en su cuenta oficial de Twitter. Con esto marcó un precedente nefasto en las luchas de las organizaciones de mujeres y feministas por el reconocimiento legal del feminicidio como delito y violentando el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia.
Con la pandemia en los hombros y con una de las cuarentenas más represivas y largas de la región, fueron las mujeres las que soportaron y soportan no solo la violencia de sus parejas, sino la doble o triple jornada laboral con el cierre de las escuelas, las cuales aún permanecen así.
Y como si eso fuera poco, en los últimos días hemos visto el aumento lamentable de casos de desaparición, con fuerte énfasis femenino. Casos que están siendo negados, mencionando que son personas que “migran” o que se “acompañan”. Sin profundizar en el fenómeno que deja desarticulada familias y herido el tejido social.
Por tanto, exigimos acciones claras para la prevención de la violencia contra las mujeres. Acciones claras para la búsqueda de la igualdad y paridad de género. Acciones claras para la prevención del embarazo adolescente, la violencia obstétrica, la criminalización del aborto.
Exigimos que se respete nuestro derecho a una vida libre de violencia.
*Periodista