El flamante candidato presidencial de las élites oligárquicas del país ha dado una nuestra preocupante de ignorancia e irresponsabilidad. El empresario Carlos Calleja, hijo de españoles y nacido en Estados Unidos, declaró la semana pasada que señalar al mayor Roberto D´Aubuisson como el asesino de Monseñor Óscar Arnulfo Romero “es una gran especulación”.
El terrible desatino del aspirante de la coalición de derecha ARENA-PCN-PDC no debería pasar desapercibido por la población, especialmente quienes piensan votar por él en las elecciones presidenciales de febrero de 2019.
¿Está ética y moralmente autorizado para gobernar el país alguien que considera como “gran especulación” un hecho que ha sido constatado por la Comisión de la Verdad de las Naciones Unidas, la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos, la Sala de lo Constitucional, la Corte y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y hasta el Vaticano en las diligencias del proceso de canonización de Romero?
¿Puede ser presidente de la república un sujeto que niegue la historia nacional en forma tan irresponsable? Negar la responsabilidad de D´Aubuisson en el magnicidio de Romero equivale a negar la participación de los nazis alemanes en el genocidio judío durante la segunda guerra mundial o la culpabilidad de los represores argentinos en los asesinatos, torturas y desapariciones durante la dictadura (1976-83) en el país sudamericano.
Ojalá que el candidato Calleja se retracte y pida perdón inmediatamente o antes del 14 de octubre, fecha en que el Arzobispo Mártir será canonizado por el Vaticano.
Romero fue asesinado el 24 de marzo de 1980 por defender a los pobres y humildes, y predicar los valores de evangelio. Según el Vaticano, el Arzobispo salvadoreño es “mártir por odio a la fe” y documentos relacionados con el proceso de canonización afirman que “la represión oligárquica armó la mano del asesino”.
Las lamentables declaraciones del candidato de derecha fueron durante la celebración del natalicio de D´Aubuisson, fundador del partido ARENA y de los escuadrones de la muerte de la extrema derecha que cometieron miles de asesinatos, torturas y desapariciones, antes y durante la guerra civil salvadoreña.