El ministro de Hacienda, Nelson Fuentes, informa que está elaborando la política fiscal que implementará el gobierno del Presidente Nayib Bukele.
En declaraciones a la prensa -durante una reciente visita a la Asamblea Legislativa para gestionar el refuerzo presupuestario para seguridad- el titular de las finanzas públicas aseguró que la estrategia principal será el crecimiento económico y que no habrá nuevos impuestos.
Dicha perspectiva es equivocada o, al menos, insuficiente, debido a dos razones fundamentales. En primer lugar, por su resabio neoliberal. Según la llamada “teoría del rebalse”, en la medida en que la economía crece (el vaso se llena) se generan beneficios para todos (el agua rebalsa y moja a su alrededor), es decir, hay empleos para la población y el Estado recauda más impuestos.
Sin embargo, el crecimiento económico no garantiza mayor recaudación tributaria si, por ejemplo, el crecimiento se da mediante estrategias de incentivos fiscales y exenciones tributarias, ampliación de zonas francas y creación de “zonas económicas especiales” o se mantienen esquemas de evasión, elusión y contrabando.
En estos casos, los potenciales mayores ingresos tributarios terminan en el saco de la corrupción privada (evasión, elusión, paraísos fiscales) y no en las arcas públicas para ser invertidos en el desarrollo del país. Entonces, el mayor crecimiento económico resulta beneficioso para la acumulación de riquezas privadas, pero no necesariamente también para el fisco.
Por tanto, para asegurar que el crecimiento económico derive en mayores ingresos tributarios, es necesario cerrar las puertas a la evasión, evitar la elusión y descartar cualquier modalidad de incentivo fiscal perjudicial que menoscabe las posibilidades de ingresos tributarios.
Y, en segundo lugar, porque evade el objetivo central de toda política fiscal de asegurar la justicia tributaria. Si el gobierno le apuesta únicamente al crecimiento y no revierte el esquema fiscal actual, va a perpetuar la injusticia tributaria generada por la estructura fiscal regresiva basada en el IVA que paga igual toda la población consumidora(independientemente del nivel de ingresos) y la renta salarial descontada a los trabajadores/as.
Por eso es necesario plantear una política fiscal progresiva donde “paguen más quienes tienen más”. Esta política incluye impuestos directos al patrimonio de los más ricos, a la gran ganancia empresarial, a los bienes y servicios de lujo, a las grandes transferencias financieras, entre otros. Su propósito es que la mayor aportación al fisco lo hagan, precisamente, los sectores pudientes y las élites oligárquicas.
Ojalá que el gobierno tome la ruta del mayor crecimiento económico, pero sin evasión y con una reforma fiscal progresiva. El ministro de Hacienda debe cambiar su perspectiva y el Presidente Bukele aprovechar el respaldo social para combatir la evasión y exigir a la Asamblea reformar las leyes que favorecen la elusión y aprobar una reforma fiscal progresiva. Porque si se queda sólo promoviendo el crecimiento económico, será “más de lo mismo” y actuará como “los mismos de siempre”.