La semana pasada se multiplicaron las voces de protesta social contra la realización del proyecto urbanístico Valle El Ángel. Comunidades, movimientos ambientalistas, iglesias, la UCA y otras organizaciones e instituciones pidieron al Ejecutivo negar el permiso ambiental a la firma Dueñas Hermanos Ltda. que impulsa dicho proyecto.
Los opositores al proyecto habitacional, ubicado al norte de San Salvador, advierten con que éste agravaría la crisis de abastecimiento de agua en el Área Metropolitana y colapsaría el ya congestionado tráfico vehicular en la capital.
La autorización del cuestionado proyecto es, realmente, una prueba de fuego para el gobierno de Nayib Bukele. En este confirmará si su perspectiva es la defensa del agua o la “promoción de las inversiones” a costa del medioambiente. El Presidente demostrará si atiende más las voces de la población o los intereses de la poderosa corporación Urbánica de la oligárquica familia Dueñas.
Ojalá Bukele escuchara las voces que claman por el interés colectivo de proteger los bienes hídricos y el ecosistema. En un editorial reciente argumentamos que “las inversiones no deben realizarse menoscabando el medioambiente”. Ciertamente es necesario construir viviendas y crear empleos, pero con el proyecto Valle El Ángel ecologistas y expertos alertan que el país tendría más costos que beneficios.
En el referido editorial señalábamos que “la irracionalidad economicista, que pone las inversiones y el crecimiento por encima de la protección ambiental y de los bienes comunes, está llevando a la humanidad hacia su autodestrucción”; y que “en El Salvador, esta misma irracionalidad suicida, ha provocado estrés hídrico y convertido al país en uno de los más deteriorados ecológicamente, en el continente americano y en el mundo”.
Esperemos, pues, que se imponga el interés común y que el Ejecutivo niegue el aval ambiental al proyecto en cuestión. Las inversiones, presidente Bukele y ministro de Medioambiente, no pueden ser a costa de terminarnos el agua y dañar aún más el ecosistema.
El llamado es también a que en el resto de proyectos pendientes de aprobación, el gobierno asegure el cumplimiento estricto de los requisitos ambientales. El grave deterioro ecológico, especialmente la escasez de agua, exige una observancia estricta y el cumplimiento pleno de los criterios en materia ambiental.
Ojalá que así sea.