El alcalde de Panchimalco, Mario Meléndez, denunció la semana pasada que el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) estaba entregando camionadas de fertilizantes a Nuevas Ideas (NI), el partido político del Presidente Nayib Bukele, para que éste los repartiera a campesinos de la zona.
Para demostrarlo, el propio edil -apoyado por agentes del CAM y de la PNC- decidió interceptar una de las rastras cargadas de abono. (Esos mismos policías lo capturaron luego de que Bukele en su cuenta de Tuiter lo acusara de robo).
Meléndez exigía “transparencia”, porque -argumentó- “los recursos públicos no deben asignarse con criterios político-partidarios”; y exigió que la entrega de fertilizantes a los pequeños agricultores, el MAG la coordine con las alcaldías. El concejo municipal plural respaldó a Meléndez en su demanda.
El titular del MAG, Pablo Anliker (fundador de NI y hermano de Federico Anliker, ex secretario general de dicho partido), negó los señalamientos; pero una investigación de El Faro los confirma. Este medio digital constató que “insumos agrícolas fueron entregados a Nuevas Ideas en Panchimalco y guardados en una casa donde, hace siete meses, también se repartieron paquetes agrícolas”.
Con esto, el gobierno de Bukele, que tanto ofreció transparencia y anticorrupción, repite una de las acciones corruptas más burdas que cometieron administraciones anteriores. La deleznable práctica consiste en aprovecharse de la necesidad de la gente pobre, abusar de los recursos públicos y entregarlos en forma clientelar con propósitos electorales.
Este acto de corrupción debería alertar a la ciudadanía y provocar una actitud fiscalizadora del uso de los recursos públicos, sobre todo en este situación de emergencia. La entrega amañada de fertilizantes podría no ser el primer acto de corrupción; ése es el sentido de los signos de interrogación del titular de este editorial: ¿Son las primeras señales o hay otras irregularidades en el manejo de fondos, compras gubernamentales, asignación de publicidad a medios, etc.? También podrían haber anomalías en adquisición de préstamos, adjudicación de obras y otros ámbitos.
La población responsable debe estar “ojo al cristo” y exigir a las instituciones contraloras, Corte de Cuentas y Fiscalía, realizar las acciones correspondientes. Es válido, incluso, emplazar a la CICIES; a ver si la flamante comisión anticorrupción se atreve a investigar al ministro Anliker, a la dirigencia de Nuevas Ideas (encabezada por un familiar cercano de Bukele) y al propio Presidente.
Ojalá que el actual gobierno rectifique y actúe diferente a los anteriores. De lo contrario, en poco tiempo, quizá habrá que exigirle lo que en su slogan de campaña Bukele pedía a sus antecesores: ¡devuelva lo robado!
QUE DESTITUYAN A BUKELE LADRON ASESINO Y LOCO DICTADOR Y QUE PONGAN A APOLONIO TOBAR