El Presidente Nayib Bukele se expresó “indignado” en Twitter por un caso de abuso sexual en el periódico digital El Faro. El mandatario condenó el hecho y exigió al Fiscal General que investigue el caso; más tarde su secretario de Prensa, Ernesto Sanabria, reclamó que las organizaciones feministas aún no se pronunciaban; y después se sumó su séquito de aduladores en redes sociales.
La denuncia fue publicada en un medio digital controlado por el gobierno a través del Consejo Nacional de Administración de Bienes (CONAB), la instancia que tiene a su cargo las propiedades confiscadas mediante la Ley de Extinción de Dominio.
Al respecto, es importante que Bukele condene actos de violencia y abuso sexual contra las mujeres. Sin embargo, es censurable la doble moral que significa el silencio presidencial en otros casos de violencia contra mujeres periodistas en muchos medios de comunicación, incluidos algunos afines a su gobierno.
El Presidente ni siquiera se pronuncia sobre graves acusaciones de violencia de género contra su secretario de Prensa, quien -incluso- fue procesado en un tribunal de justicia. Este funcionario, además, acostumbra atacar en redes sociales a mujeres periodistas, analistas y activistas sociales, sin que Bukele le llame la atención o lo destituya del cargo.
El Faro publica información crítica sobre la gestión de Bukele y, en las últimas semanas, ha revelado posibles casos de corrupción en el manejo de fondos públicos en el marco de la pandemia del COVID-19. Esto puso furioso y colérico al mandatario, por lo cual su fingida indignación por los abusos cometidos en dicho medio podría ser más bien una represalia o ataque por su trabajo periodístico.
La falsedad de la indignación presidencial también se constata con su desidia y falta de interés en políticas de protección de los derechos de las mujeres, el debilitamiento del emblemático proyecto “Ciudad Mujer”, el irrelevante desempeño del ISDEMU y la falta de un estrategia para prevenir los feminicidios, el acto más extremo de violencia contra las mujeres.
En este espacio editorial condenamos todo acto de violencia o abuso sexual contra las mujeres, y también la doble moral presidencial frente a los mismos. Por tanto, exigimos a Bukele coherencia en su postura contra la violencia hacia la mujer y compromiso con la protección de sus derechos.