En medio de la emergencia por el COVID-19, algunos gobernantes optaron por negar la peligrosidad de este contagioso virus, rechazar las medidas sanitarias y desatender las recomendaciones de expertos, epidemiólogos y científicos.
Uno de éstos es el Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien ha renegado de las acciones de protección, se atrevió a sugerir medidas absurdas (como “inyectarse desinfectante” para evitar el contagio) y se adhirió a teorías conspirativas contra China. La más reciente de las absurdas actitudes de Trump fue retirar a su país de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En la misma línea del gobernante norteamericano, ha ido el Presidente brasileño Jair Bolsonaro. Este gobernante sudamericano llamó “gripesita” al COVID-19, pidió a la población seguir con su vida normalmente, ha destituido a dos ministros de Salud y hasta convocó a sus partidarios a movilizarse contra los poderes legislativo y judicial en plena pandemia.
El Presidente salvadoreño Nayib Bukele, por su parte, empezó bien: tomó medidas tempranas de control y aislamiento social, que fueron avaladas por toda la población y bien vistas por otros países. Sin embargo, en el camino, la estrategia gubernamental mostró un serie de falencias: errores en la aplicación de protocolos sanitarios, mal manejo de los centros de contención y la desprotección del personal de salud que estaba en primera línea del combate contra la pandemia.
Detrás de estas fallas está precisamente la negativa presidencial de escuchar a los expertos y aceptar la asesoría de instancias como el Colegio Médico. Su soberbia, megalomanía y autosuficiencia, han impedido a Bukele atender los argumentos científicos, las críticas médicas y las propuestas académicas.
Y, como dueño de sus verdades absolutas, el mandatario busca siempre imponerse, en lugar de dialogar, lograr acuerdos e impulsar esfuerzos nacionales que involucren a los demás poderes estatales y a las municipalidades.
Recientemente, el Presidente trató de “loco” e “imbécil” a un connotado académico, por poner en duda la veracidad de las cifras oficiales sobre el COVID-19: Óscar Picardo Joao, director académico y de investigaciones de la Universidad Francisco Gavidia (UFG), quien fue profesor de Bukele en la secundaria durante los años noventa.
Desde el Instituto de Ciencia, Tecnología e Innovación y la revista Disruptiva que dirige en la UFG, Picardo ha investigado permanente y sistemáticamente aspectos sanitarios, sociales y económicos de la pandemia, señalando errores y proponiendo alternativas en el abordaje gubernamental de la misma. Pero la respuesta presidencial ha sido la descalificación y el insulto.
El negacionismo de Trump y Bolsonaro, así como el desprecio de Bukele a los argumentos académicos y científicos, traen el recuerdo del general español José Millán-Astray. En 1936, a inicios de la guerra civil española, en la Universidad de Salamanca, este militar falangista interrumpió un discurso del rector Miguel de Unamuno y gritó: “¡Muera la inteligencia!”.
¡Lástima de pueblo salvadoreño! ¡50 años de guerra y desgobierno, no nos han servido para encontrar el rumbo!
Al inicio creí sería buen presidente, espero que su rumbo mejore pronto .
Yo trabajo en primera linea, junto a enfermeras y doctores y aun durante las lluvias Bukele siempre estuvo apoyando, los insumos que faltaron fue por los diputados que no quieren apoyar al medico y ese seudo colegio medico del que tanto habalan no representa al los medicos de verdad, ese colegio medico que mencionas son charlatanes.
Bukele no es soberbio, es humilde, asi lo puedo decir yo, mis amigos soldados y mis amigos policias que han estado junto a el, los diputados esos si son soberbios y altaneros, ¿Que presidente se humilla ante Dios y ante el pueblo para Orar? ¿llamas tu a eso arrogancia y soberbia? estrategia de marketing diran de seguro, pero POR SUS OBRAS LOS CONOCEREIS, y veo que bukele con sus obras a hecho mucho mas que 3 gobiernos anteriores.
Es una opinión acorde a la línea editorial de ARPAS, medio que como todos, tiene un grupo objetivo y también un liderazgo al cual responder. Es comprensible, es una opinión más, como la que puede dar otro medio, o incluso la gente. La libertad de expresión no es solo para los medios, es para todos. No podría hacer esas comparaciones entre las respuestas de dichos presidentes ante la pandemia, pero esa, esa solo es mi opinión.