El lanzamiento del oficialista “Diario El Salvador” -anunciado con bombo y platillo por el propio presidente Nayib Bukele- es la última acción gubernamental para afinar el aparato de propaganda de cara a las elecciones de 2021, en las cuales el oficialismo (Nuevas Ideas-GANA) busca tomarse el Parlamento y -desde ahí- controlar el resto de Estado.
Gestionado en forma poco transparente desde las entrañas del entramado empresarial de la Comisión Ejecutiva del Río Lempa (CEL), el periódico en cuestión busca desplazar a los diarios impresos casi todos críticos de la administración Bukele, aprovechando su descrédito político y la crisis económica que enfrentan, sobre todo los tradicionales y conservadores La Prensa Gráfica y El Diario de Hoy.
La estrategia también incluye intensificar el uso de redes sociales y un entramado de “medios” digitales, saturar en los medios audiovisuales (radio y televisión) y asumir ilegalmente el control de medios privados tutelados por el Consejo Nacional de Administración de Bienes (CONAB), el ente estatal encargado de los bienes en extinción de dominio.
Entre los medios del CONAB influenciados por el gobierno están las radios del Grupo SAMIX, del ex presidente Antonio Saca, y el Grupo Órbita, del ex presentador televisivo Jorge Hernández, uno condenado y el otro procesado por corrupción. Aunque las autoridades niegan incidir en sus contenidos, ambos grupos despidieron a periodistas que no acataron las directrices y desde ahí se ataca a otros medios y periodistas críticos de Bukele.
La movida proselitista también consiste en intensificar las descalificaciones, estigmatización y discurso de odio contra los oponentes, especialmente contra los diputados de la Asamblea Legislativa Legislativa; y -en este marco- utilizar como principal “caballito de batalla electoral” el debate sobre el presupuesto estatal del próximo año.
Esto último fue evidenciado por la actuación del ministro de Hacienda, Alejandro Zelaya, quien esta semana llegó a la Asamblea y pronto se retiró de la discusión para dar una conferencia de prensa donde denunció la supuesta actitud dilatoria de los legisladores que “no quieren aprobar el presupuesto”.
Este guión electorero del titular de las finanzas públicas será repetido una y otra vez durante estos meses y semanas, y el aparato de propaganda estará atento para señalar a esos “malos diputados” y exigir que el pueblo elija a “legisladores buenos” en febrero de 2021.
Ésa es la actitud de un presidente, un gobierno, unos funcionarios, un partido político y unos candidatos que prometieron actuar distinto a los demás.