¿Qué se hizo, dónde está, qué le pasó a ASDER? La Asociación Salvadoreña de Radiodifusores -principal gremial de radios y televisoras privadas del país- guarda un profundo y prolongado silencio frente a los sistemáticos atropellos del gobierno de Nayib Bukele contra la prensa.
ASDER no dice nada sobre las constantes descalificaciones, estigmatizaciones y ataques digitales contra medios que publican información crítica de la gestión gubernamental. Ni siquiera reaccionó frente al actuar presidencial en la cadena de radio, televisión y redes sociales la semana pasada, cuando el presidente Bukele arremetió contra el periodismo investigativo que ha revelado negociaciones con pandillas y posible corrupción en el manejo de fondos públicos.
En su alocución Bukele llamó mentirosos a periodistas de El Faro, Factum y Gato Encerrado, a quienes acusó de responder a sus financistas y tener una oscura agenda contra el gobierno. La instancia que antes acostumbraba poner el grito en el cielo ante cualquier cosa que consideraba violatoria de la libertad de expresión y de prensa, ahora se calla.
La gremial de medios comerciales tampoco se incomoda con el discurso de odio que Bukele difunde en sus cadenas, donde -además de atacar a periodistas y medios críticos- despotrica contra otras instituciones y funcionarios estatales, defensores de derechos humanos, activistas sociales y -en la última- descalificó hasta a congresistas estadounidenses.
Por qué será. ¿Miedo? ¿O el silencio tendrá que ver con la jugosa pauta publicitaria que la administración Bukele reparte selectivamente en los medios que controlan la referida gremial? Los ataques contra periodistas y medios han sido denunciados nacional e internacionalmente por diferentes instancias, menos por la directiva de ASDER.
La gremial en cuestión tampoco se pronuncia contra el cierre del acceso a la información pública en Casa Presidencial y demás instituciones del Ejecutivo, ni contra los intentos de controlar al Instituto de Acceso a la Información Pública (IAIP) para socavar su independencia.
ASDER ni siquiera ha rechazado la toma gubernamental de medios privados administrados por el CONAB, la entidad estatal que tutela bienes en extinción de dominio, para mencionar solo un caso más de vulneración de la libertad de expresión e información frente a la cual los voceros del gremio de radiodifusión comercial “se hacen del ojo pacho”.
Ojalá que estos antiguos “paladines de la libre expresión y de prensa” no sigan callados ante las acciones u omisiones estatales que constituyen violaciones a los derechos de expresión e información, principios claves para preservar la democracia.