Monseñor José Luis Escobar Alas revirtió su decisión de impedir el acceso a los archivos históricos del Arzobispado de San Salvador. Presionado por las fuertes críticas en redes sociales y medios de comunicación, y luego de las aclaraciones que -según dijo- le hizo el juez Jorge Guzmán, el jerarca católico se retractó de su errática postura inicial.
Escobar Alas “aclaró” que “no tiene ninguna objeción” a que el juez de instrucción de San Francisco Gotera revise documentos y objetos que están bajo custodia de la antigua oficina de tutela legal del Arzobispado y que podrían aportar elementos probatorios sobre la Masacre de El Mozote y sitios aledaños.
“Al contrario, lo esperamos para que lleve a cabo la inspección que quiere hacer y vamos a apoyarle con la copia certificada de los documentos que él requiera”, declaró el Arzobispo capitalino en un video difundido en redes sociales y enviado a las salas de redacción de los principales medios informativos la mañana del miércoles 20 de enero.
Tres días antes, en su acostumbrada conferencia de prensa dominical, Escobar Alas había dicho que esos documentos no podían revisarse. “Sentimos mucho que alguien quiera invadir los archivos y llevarse la información que él quiera… (eso) no puede ser”, expresó.
Tal afirmación contradecía la postura de la Iglesia que exige justicia por el magnicidio de Monseñor Romero, los jesuitas de la UCA y demás sacerdotes asesinados antes y durante la guerra. También contrariaba el respaldo católico a la Ley de Reconciliación Nacional que proponen organizaciones de derechos humanos, pro memoria histórica y defensoras de las víctimas.
La negativa inicial del Arzobispo más bien se asemejaba a la postura del presidente Nayib Bukele, quien ha bloqueado el acceso a los archivos militares a pesar de que prometió apoyar la búsqueda de la verdad, el acceso a la justicia y la reparación moral de las víctimas de El Mozote.
Por tanto, es oportuna la rectificación del jerarca católico y su disposición de colaborar con la justicia. La Iglesia no debe estar al lado de los poderosos, opresores y victimarios; sino con los pobres, los débiles, los desposeídos y las víctimas de graves violaciones a derechos humanos.