Nayib Bukele hizo campaña electoral con un discurso anticorrupción y ganó la presidencia de la República prometiendo transparencia en la gestión pública. Exigía a los “mismos de siempre” que “devolvieran lo robado”, proclamaba que “el dinero alcanza cuando nadie roba” y prometió nombrar un “comisionado para la transparencia propuesto por la oposición”.
Por eso, cuando el pasado 26 de marzo Bukele destituyó a su entonces ministro de Seguridad Pública, Rogelio Rivas, muchos creyeron que era por señalamientos de corrupción en su contra. De hecho, publicaciones periodísticas mostraron que el ex funcionario no pagó impuestos durante ocho años y otorgó irregularmente varios contratos gubernamentales.
Pero no, el presidente dijo que el cambio de ministro era “para impulsar una nueva visión en el combate contra la violencia” y lograr un mayor empuje en la implementación del “Plan Control Territorial”. Declaró que en la gestión de Rivas bajaron los homicidios y que ahora se trataba de “encontrar a los homicidas”.
Pero el mandatario mintió. Mintió porque esa no esa la verdadera razón por la que relevó al flamante ministro: El Faro publicó el fin de semana que Rivas fue despedido porque “preparaba su candidatura presidencial” sin la venia de Bukele.
Según el referido periódico digital, el Organismo de Inteligencia del Estado (OIE) informó a Casa Presidencia que Rivas utilizaba su cargo para proyectarse, había creado un equipo de campaña y hasta disponía de un fondo financiado con recursos públicos para promover su candidatura a la presidencia en el 2024 por el partido Nuevas Ideas (NI).
Así que no se hagan ilusiones quienes creyeron que Bukele despedía a un funcionario por posible corrupción. Tampoco deben creer que fue para mejorar el trabajo de Seguridad, como dijo el presidente, porque ¿qué sentido tendría cambiar al ministro si -según la propaganda gubernamental- todo iba viento en popa en dicha materia?
La verdadera razón está en las silenciosas disputas de poder al interior del bukelismo (gobierno-NI). En este caso, un funcionario creyó que podía acceder a una candidatura que seguramente Bukele tiene reservada para sí mismo o para algún otro miembro de su clan familiar en caso que no pueda reelegirse en forma continua.