La semana pasada se celebró el Día Mundial del Agua. La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medioambiente y Desarrollo, realizada en 1993, en Brasil, escogió el 22 de marzo como fecha para realizar actividades de promoción de la protección y buen uso de los bienes hídricos.
En nuestro país dicha conmemoración pasó desapercibida, debido a la emergencia por el coronavirus COVID-19; lo cual representa una gran contradicción e ironía, pues una de las principales medidas de prevención es -precisamente- lavarse frecuentemente las manos con agua y jabón.
En un estudio reciente del Instituto de Opinión Pública de la UCA (IUDOP) cerca de la mitad de los encuestados, el 41.6%, declaró que no recibe agua diariamente. De éstos, el 11.8% declaró que la recibe únicamente tres días por semana; el 9.6% la recibe cuatro días por semana; el 7.4%, dos días por semana; el 3% la recibe cada cinco días; el 2.3%, cada seis días; el 4.9%, solo una vez a la semana; el 1.1%, tres veces al mes; el 1% la recibe una o dos veces al mes; y el restante 0.5% pasa más de un mes sin agua.
Lo anterior significa que uno de los principales obstáculos para evitar una mayor propagación del virus es: la crisis de agua. Sin embargo, el gobierno no ha impulsado un plan para resolver el problema hídrico como parte de la estrategia general de prevención del COVID-19. El Presidente Nayib Bukele ni siquiera destituyó al tristemente célebre presidente de ANDA, Federick Benítez, para colocar a un funcionario competente, responsable y sensible.
Tampoco la Asamblea Legislativa incluye la aprobación de la Ley General de Agua entre los decretos de emergencia contra el coronavirus, a pesar del vehemente llamado de la Alianza Social contra la Privatización del Agua, el Foro del Agua y otras organizaciones e instituciones que reclaman por un marco normativo que asegure el derecho de acceso a agua suficiente y de calidad a toda la población.
En plena emergencia por el COVID-19, miles de familias no tienen agua en Soyapango, Ilopango, San Marcos, Ayutuxtepeque, Apopa, Cuscatancingo y demás municipios del Área Metropolitana de San Salvador. Y fuera de la capital, la realidad no es distinta: muchas personas no pueden acatar la medida de prevención más básica: lavarse las manos con agua.
En este espacio editorial instamos al Ejecutivo y a la Asamblea. El gobierno debe implementar un plan para resolver la falta de agua en San Salvador; y los diputados, aprobar una ley que asegure el agua como derecho de todas y todos, la gestión totalmente pública del vital líquido y la participación comunitaria en la protección de los bienes hídricos.
Presidente Bukele y diputados de la Asamblea: ¡Sin agua no se puede prevenir la propagación del coronavirus y muchas otras enfermedades!