Las diversas y crecientes voces críticas hacia el actuar del gobierno se centran en los abusos de poder, el autoritarismo y los atropellos a la institucionalidad cometidos por el Presidente Nayib Bukele y compañía. Pero están pasando por alto la profundización del modelo neoliberal, problema que es tan peligroso y nefasto como el retroceso democrático mismo. ¡Ojo con eso!
La política “bukeliana” de endeudamiento desmedido e injustificado confirma claramente el giro hacia una perspectiva neoliberal más extrema, debido a que su objetivo no es aumentar la inversión pública y potenciar el rol benefactor del Estado, sino fortalecer el negocio de las empresas privadas. Como detallamos en el editorial anterior, de los últimos 1,000 millones de dólares autorizados por la Asamblea Legislativa, 600 millones serán para prestar dinero a las empresas, 100 millones para devolver impuestos a los exportadores y 300 millones para pagar a proveedores privados del gobierno.
Esto es importante aclarar, porque las políticas de endeudamiento no son per se neoliberales ni anti-neliberales, sino que eso lo define el destino de los fondos adquiridos y el pago de los préstamos, es decir, si los pagarán los ricos o el pueblo. En este caso, el gobierno ya anunció que para pagar los 389 millones recién contratados con el Fondo Monetario Internacional (FMI) se incrementará el IVA, los impuestos a los combustibles y se reducirá el “gasto público», lo cual indica que pagará la población consumidora y los sectores vulnerables que vean eliminados o disminuidos algunos subsidios gubernamentales.
En tal sentido, es válido confirmar que la política de endeudamiento de la Administración Bukele es neoliberal. Distinto sería si los préstamos fueran para financiar proyectos públicos de vivienda, saneamiento ambiental o de infraestructura física que generan empleo y dinamizaran la economía desde la intervención estatal; y que el pago corriera por cuenta de las personas y empresas que tiene más ingresos.
En síntesis: el endeudamiento es neoliberal cuando fortalece a las empresas y al mercado, en vez del Estado; y cuando los paga la gente, y no las élites pudientes.
Ojalá que la población se entere a tiempo y exija al Presidente Bukele que no endeude más al país y que mejor combata la evasión tributaria de las grandes empresas; pero si finalmente se endeuda, que sea con una lógica antineoliberal: que los préstamos sean para fortalecer la inversión pública y que los paguen las personas y empresas que tienen más ingresos, a través de impuestos directos al patrimonio, a la ganancia empresarial, a las grandes transferencias financieras y a los bienes y servicios de lujo.
Ojalá que así sea.