La Sala Constitucional y la Asamblea Legislativa han rechazado la petición del Presidente Nayib Bukele de “devolver al gobierno las facultades (para enfrentar la pandemia del COVID-19) que le han sido quitadas”.
El Presidente alega que magistrados y diputados, en una clara estrategia de boicotear a su gobierno y con el objetivo de que “la población muera”, le han quitado las competencias legales que todos los gobiernos han tenido para afrontar desastres naturales, calamidades, epidemias y pandemias.
Sin embargo, la Sala respondió hoy que “ningún gobierno ha tenido facultades para restringir derechos fundamentales”, sino únicamente la Asamblea Legislativa mediante la aprobación de estados de excepción temporales y plenamente justificados; mientras que la Asamblea negó ayer haberle quitado facultades al Ejecutivo y aclaró que “no tiene atribuciones para darle competencias a otro órgano estatal”.
Lo anterior deja a Bukele y compañía (sus incompetentes asesores jurídicos) sin argumentos para mantener un proceso de apertura post-pandemia regulado por un decreto ejecutivo y sin una ley avalada por el Parlamento.
Ante esto, el Presidente tiene dos opciones: una es sancionar u observar la “Ley Especial de Emergencia por la Pandemia COVID-19, Atención Integral de la Vida, la Salud y Reapertura de la Economía” (Decreto 661), aprobada por la Asamblea el pasado 11 de junio; y la otra es consensuar con los diputados y diputadas una nueva normativa.
Bukele debe abandonar su caprichos, berrinches e infantilismos políticos; y asumir una actitud seria, responsable y concertante. Gobernar no es como un video-juego, donde donde uno (el Presidente) le gana a los otros (diputados y magistrados); sino un ejercicio de independencia y complementariedad, cuyo objetivo común está establecido en el primer artículo de la Constitución: “la persona humana como el origen y el fin de la actividad del Estado, que está organizado para la consecución de la justicia, la seguridad jurídica y el bien común”.
En estos tiempos difíciles y de enormes peligros, es necesario que los tres poderes estatales pongan los derechos de la gente por encima de cualquier interés particular. Dicha responsabilidad es particularmente exigible al Presidente, pues, a la luz del Artículo 168, inciso tercero, de la Constitución, es el responsable de coordinar los esfuerzos de país y procurar la armonía social.
Desde este espacio editorial instamos a Bukele a que, por el bien de toda la población, deje su estilo prepotente y demagógico, y asuma una actitud consecuente con la democracia, la rendición de cuentas y el diálogo, necesarios para impulsar acciones colectivas en medio de esta pandemia.
Muy buen editorial, como siempre da buenas luces al quehacer q corresponde. Me preocupa q no veo q estemos como poblacion al
nivel q corresponde. Bukele y la gente q ha colocado en altos puestos saben bien q quieren y van con todo para lograrlo. Se están tomando todo por asalto. No importa nada, aquí no se trata d sensatez, se trata d no dejar q nada les impida hacer su proyecto, cada vez q violan y cada acción, nos ocupa y les compra tiempo, avanzan a pura sinvergüenzada, sigue dándole vuelta a todo y reafirmando el odio. Tiene años d estar haciendo lo q hace, todo le vale, ha visto como se fue haciendo por otros y quedaron impunes, el con cinismo, explota la ignorancia, necesidad y hartazgo del soberano. La inconsciencia reina. La pandemia se le da el espacio, nosotr@s con bozal y ademas el jineteando. Los retrocesos vienen, y el con sus secuaces avanzan. Preocupante, despotricar por chat no es la respuesta. El hambre, el desempleo ya están como marco, y no veo q estamos organizando a ese respecto. Cada día q pasa es clave. Que es lo q avanza? Que es lo q nos trajo a estos días nefastos? no es la pandemia, aunq eso también lo permitimos… Solo se q NUNCA ES TARDE… para SER y HACER LA DIFERENCIA- marta – SIGLO XXIII