La Coordinadora Salvadoreña de Movimientos Populares propuso la semana pasada crear “la más amplia alianza ciudadana contra el autoritarismo, la corrupción y la profundización del neoliberalismo” del gobierno del Presidente Nayib Bukele, a quien acusa de “traicionar a la mayoría de votantes que lo eligió” y de “incumplir su promesa de actuar en forma diferente a sus antecesores”.
“De la expectativa generada por la llegada de un presidente milenial que ofrecía revolucionar la política y el ejercicio del poder público, el país ha pasado al gravísimo peligro de retroceder muy atrás en la historia nacional con un gobierno intransparente, corrupto, confrontativo y antidemocrático, que socava la institucionalidad, la separación de poderes y el estado de derecho”, expresa el manifiesto a la Coordinadora.
En conferencia de prensa, el colectivo de organizaciones sociales señaló violaciones a la libertad de expresión y falta de acceso a la información pública, falta de transparencia y rendición de cuentas, posible corrupción generalizada, desmedido endeudamiento estatal y falta de solución a problemas graves y sentidos por la gente, como la crisis de agua y el deterioro ecológico.
La Coordinadora también reclama por la beligerancia política que la Administración Bukele ha dado a las Fuerzas Armadas, cuestiona vulneraciones al carácter laico y no confesional del Estado salvadoreño y deplora la narrativa oficial que divide a lo población entre buenos (que apoyan al gobierno) y malos (que critican la gestión gubernamental) porque “contraría la función presidencial de procurar la armonía social y la convivencia pacífica mandatada en el Artículo 168 de la Constitución”.
Ante tal situación, las organizaciones populares llaman a conformar un frente común de todos los sectores que aspiran a un país realmente democrático, equitativo, justo, incluyente, pacífico y sustentable.
Enhorabuena, pues, el llamado que hace la Coordinadora Salvadoreña de Movimientos Populares. Ojalá que las organizaciones progresistas superen la atomización y dispersión, atiendan esta convocatoria, planteen estrategias innovadoras de cara al nuevo contexto nacional y levanten con más fuerza las banderas de lucha urgentes. No hacerlo será una omisión grave y de terribles consecuencias históricas.
En los momentos más cruciales de la historia del país, las organizaciones y movimientos populares han sabido responder a los desafíos. Esperemos que ahora también estén a la altura de la situación.
Ojalá que así sea.