El periódico El Faro reveló la semana pasada que el gobierno mantiene -desde hace un año- negociaciones con una de las pandillas. Citando informes de inteligencia penitenciaria y registros de ingreso a prisiones de máxima seguridad, el medio digital confirma reuniones de funcionarios del Ejecutivo con cabecillas de maras.
En dichas reuniones participaron el director general de Centros Penales, Osiris Luna y el responsable de Reconstrucción del Tejido Social Carlos Marroquín, instancias que dependen de los ministerios de Seguridad Pública y de Gobernación, respectivamente. En los encuentros también han participado pandilleros en libertad que entran encapuchados a las cárceles, sin ser registrados y acompañados por los funcionarios antes mencionados.
Según la referida publicación periodística, a cambio de privilegios en las cárceles y -probablemente- entrega de dinero, las pandillas han reducido los asesinatos y apoyarán al partido Nuevas Ideas (NI) en las elecciones legislativas y municipales que se realizarán en febrero de 2021.
Lo revelado por El Faro desmiente al Presidente Nayib Bukele y a su gabinete de seguridad, quienes insisten en que la significativa reducción de asesinatos se debe a la efectividad del “Plan Control Territorial”, del cual poco o nada se sabe porque nunca ha sido presentado. La investigación periodística confirma que, como sucede desde hace más de una década, las pandillas mantienen el control de muchos territorios y que los homicidios suben o bajan únicamente por decisión suya.
El reportaje del semanario digital también desnuda la hipocresía y doble moral del Presidente Bukele y compañía que señalan a los gobiernos anteriores de pactar con pandilleros, mientras a escondidas ellos hacen lo mismo.
Desde hace meses, analistas y expertos en seguridad sospechaban de la existencia de “algún pacto” del gobierno con las maras. En este espacio editorial también advertimos que la publicitada disminución de asesinatos, en todo caso, no era resultado de una política integral de seguridad pública que combinara eficazmente acciones de represión del delito, prevención de la violencia, rehabilitación y reinserción de delincuentes y de atención a las víctimas de la violencia.
Desde el punto de vista simbólico, con la confirmación de una nueva tregua gubernamental con las maras, se cae el principal hito de la “narrativa bukeleana” que pregona mano dura contra las pandillas y apunta su dedo acusador con los gobiernos, partidos y políticos que antes pactaron con las maras.
Lo publicado por El Faro muestra claramente que, igual como lo hicieron sus antecesores, “Su excelencia” (como le gusta ser presentado el Presidente Nayib Bukele) también negocia con las maras.