El Ejecutivo ha asumido formalmente el discurso de fraude pregonado por el partido Nuevas Ideas y también atenta contra la autonomía del Tribunal Supremo Electoral. Un comunicado de la secretaría de prensa de la Presidencia, publicado el lunes, expresa “preocupación por las irregularidades detectadas en el sistema informático del TSE en los simulacros de procesamiento de resultados”.
El referido pronunciamiento, que cita supuestas declaraciones de la comisionada presidencial Carolina Recinos, insiste en que el TSE ha utilizado en los simulacros un sistema informático distinto al que usará para transmitir los resultados electorales el próximo 28 de febrero.
Dicho señalamiento de Casa Presidencial es grave, por dos razones. La primera es que el gobierno asume oficialmente el mismo discurso pregonado por Nuevas Ideas, para poner en duda el rol del TSE y la transparencia de las elecciones. Esta confluencia gobierno-partido no existía desde la época de Antonio Saca, el último presidente arenero, quien juntaba los intereses gubernamentales y partidarios. Saca fue, al mismo tiempo, presidente del Ejecutivo y del COENA.
Para las elecciones legislativas de 2006 recorrió el país pidiendo “más diputados para ARENA” y proclamando que “un voto por ARENA era un voto por ‘Tony Saca’”. En el mismo sentido, ahora, Nuevas Ideas pide “votar por la N de Nayib” y elegir “diputados que trabajen con el presidente”.
Y la segunda razón es que el referido señalamiento presidencial vulnera la autonomía e interfiere en el rol del TSE. La vigilancia al trabajo del ente electoral corresponde a los partidos políticos, a la sociedad civil y a los observadores nacionales e internacionales, no al gobierno de turno. Por eso lo actuado por la presidencia es inaceptable y más bien es esto los que debe consignarse como irregularidad del proceso, en tanto que irrespetan la independencia del TSE frente al Ejecutivo.
En vez de pronunciarse sobre “irregularidades del TSE”, Casa Presidencial debería responder sobre hechos que le incumben y que la ciudadanía espera explicaciones, por ejemplo: por qué razón Nayib Bukele fue rechazado por el gobierno de Estados Unidos durante su fallida gira a inicio de mes. La población amerita saber por qué los cancilleres de Guatemala y Honduras sí fueron recibidos, y el mandatario salvadoreño no.
También debería aclarar sobre el reparto de 1,500 paquetes alimenticios del gobierno salvadoreño en México por parte de un candidato a alcalde en el estado de Durango: ¿cómo Juan Carlos Cazares Sandoval, aspirante edilicio de Tlahualillo, obtuvo esos paquetes para su campaña?
Además, otro hecho del momento que debería informar la presidencia es el uso de fondos de la campaña de Nuevas Ideas: aclarar si los más de 5 millones de dólares, que -según Acción Ciudadana- representan el 75% del total gastado por todos los partidos y candidatos, son fondos públicos o no.
Ya veremos si sobre estos tres temas urgentes hay algún comunicado presidencial o si habrá silencio.