El presidente Nayib Bukele anunció el pasado fin de semana un paquete de reformas legales para crear “un refugio de libertad” en El Salvador”.
“Estoy enviando 52 reformas legales al Congreso para eliminar trámites, reducir burocracia, crear incentivos fiscales, ciudadanía a cambio de inversiones, nuevas leyes de inversión, contratos de estabilidad, etc.”, escribió el mandatario en su cuenta de Twitter.
“El plan es sencillo: mientras el mundo cae en la tiranía, nosotros crearemos un refugio para la libertad”, sentenció Bukele, en inglés, idioma que no es oficial en el país ni lo entiende la mayoría de la población.
El mandatario no dio más detalles de las reformas que enviará a sus diputados, pero su mensaje muestra claramente que los ideales presidenciales de libertad no tienen que ver con las libertades ciudadanas, sino con las de los inversionistas, especialmente los “bitcoiners”, a quienes ofrece no pago de impuestos, eliminación de requisitos y otros privilegios.
Su declaración indica que ninguna propuesta será para asegurar a la ciudadanía acceso a la información pública, participación y cumplimiento de sus derechos; sino medidas para beneficiar a los inversionistas.
La lógica libertaria bukelista es “libertad para los inversores y dictadura para el pueblo”: desregula y libera los negocios, mientras restringe las libertades y derechos de la gente. Es la nueva política institucionalizada por un régimen autoritario y dictatorial que resultó en unos aspectos igual y en otros peor que los “mismo de siempre” que tanto criticó.
Bukele ofreció luchar contra la corrupción, pero eliminó la transparencia y rendición de cuentas; prometió más democracia, pero suspendió la separación de poderes y la independencia judicial; ofreció acabar con el neoliberalismo, pero lo mantiene y profundiza con medidas tributarias regresivas, desregulaciones de las inversiones y liberalización de actividades económicas.
En vez de avanzar, el país está al borde de una crisis económica debido al manejo irresponsable y oscuro de las finanzas públicas, al desmedido endeudamiento público y a la adopción de medidas riesgosas como el Bitcoin como moneda de curso legal.
Detrás de su falso discurso de innovación Bukele esconden las desapariciones, el alto costo de la vida, al aumento del desempleo, la falta de agua potable, el deterioro ambiental y demás problemas que se han agravado con este gobierno movido por lógicas absurdas, de las cuales una de las más emblemáticas es sin duda: “libertad para los inversores y dictadura para el pueblo”.