Si la Justicia en el país fuera verdadera, es decir, justa, el actual Fiscal Douglas Meléndez no tendría posibilidades de ser reelecto para un período más en el cargo; sino que habría sido destituido y procesado -junto con el ex Fiscal Luis Martínez- por posible omisión de investigación, incumplimiento de deberes, actos arbitrarios y otros delitos tipificado en la legislación penal.
En su lugar sería nombrado un nuevo Fiscal General decente, honesto, capaz e independiente; comprometido con la lucha contra la corrupción, la persecución de todos los delitos, la vigencia de la legalidad y la defensa de los intereses del Estado y de la sociedad.
Si la Justicia fuera verdadera, las mujeres que tienen abortos accidentales no serían procesadas penalmente; sino que recibirían ayuda psicológica, social y económica que les permitiría mejorar sus condiciones de vida, especialmente si fueron víctimas de violencia sexual. En este caso, los enjuiciados y condenados serían sus agresores, victimarios y verdugos, sobre éstos caería todo el peso de la Ley.
Si la Justicia fuera verdadera, recibirían severas condenas de prisión los grandes empresarios evasores y los ex funcionarios que robaron o malversaron fondos públicos; y no quien roba una gallina o 53 dólares en productos de Súper Selectos. Estos últimos recibirían como pena trabajo voluntario y apoyo para emplearse.
Si la Justicia fuera justa, la mayor parte de la recaudación tributaria no sería por el IVA y la renta salarial de la gente trabajadora; sino por impuestos directos al patrimonio de los más ricos, a la gran ganancia empresarial, a las grandes transferencias financieras, a los bienes de lujo y otros tributos basados en la lógica progresiva de que “paguen más quienes tienen más”.
Si la Justicia fuera verdadera, serían suprimidas las exenciones tributarias injustificadas a las empresas y serían derogadas las leyes que permiten la elusión fiscal; al tiempo que se fortalecerían los subsidios para las familias pobres y programas de protección social a los sectores vulnerables.
Si la Justicia fuera verdadera, los cuatro ex magistrados de la Sala de lo Constitucional no estarían impunes. Belarmino Jaime, Florentín Meléndez, Rodolfo González y Sidney Blanco ya estarían siendo investigados por posible prevaricato, actos arbitrarios y otros delitos cometidos con sus resoluciones inconstitucionales y violatorias de derechos humanos.
Si la Justicia fuera justa, ARENA tendría prohibido homenajear a su magnicida fundador Roberto D´Aubuisson y el Presidente Salvador Sánchez Cerén (actual Comandante General de la Fuerza Armada) ya habría bajado del pedestal de héroe al genocida coronel Domingo Monterrosa, asesino de un millar de civiles inocentes -sobre todo mujeres, niños y ancianos- en El Mozote en 1981.
Todo esto, si la Justicia en el país fuera verdadera, es decir: justa.