//Por la paz latinoamericana: ¡No a la guerra contra Venezuela!

Por la paz latinoamericana: ¡No a la guerra contra Venezuela!


El imperio estadounidense parece cada vez más decidido a invadir militarmente Venezuela, con el falaz argumento de la democracia y los derechos humanos. Los objetivos reales de Estados Unidos son: apropiarse del petróleo y demás recursos naturales del país sudamericano, acabar con un gobierno adversario y profundizar su presencia militar en América Latina.

Si a Estados Unidos le importara la democracia y los derechos humanos estaría preocupado por países como Arabia Saudita, gobernada por una monarquía teocrática que reprime a las mujeres y mantiene a la mayoría de la población excluida de los beneficios de las multimillonarias ganancias petroleras; no habría avalado el fraude electoral de Juan Orlando Hernández en Honduras y no hubiera apoyado dictaduras militares en Latinoamérica en décadas pasadas: Pinochet en Chile, Videla en Argentina, Stroessner en Paraguay, Trujillo en República Dominicana, los Somoza en Nicaragua y demás dictaduras centroamericanas, para mencionar sólo algunas.

La introducción de la llamada “ayuda humanitaria” a través de las fronteras colombiana y brasileña es el preámbulo de la invasión armada. Detrás de los alimentos y medicinas seguramente vendrán las bombas, las balas y, con éstas, una tragedia de inimaginables proporciones.

¿Por qué Estados Unidos no manda ayuda humanitaria a Haití, y por qué al presidente Donald Trump no le importa que el pueblo haitiano se hunda en la miseria? Debe ser porque la empobrecida nación caribeña no tiene petróleo y porque su gobierno impuesto ilegalmente es un títere estadounidense.

Por eso hay que levantar la voz por la paz y contra la guerra, independientemente de las posturas sobre el gobierno que preside Nicolás Maduro: hay que apostar por el diálogo y la solución pacífica de la crisis política, económica y social de Venezuela; y abogar por que los venezolanos y venezolanas resuelvan sus problemas sin ninguna injerencia extranjera y a través de los mecanismos institucionales vigentes.

El gobierno salvadoreño entrante debería sumarse a la propuesta de diálogo que promueven México y Uruguay, que es respaldada por el Papa Francisco.

Y esto va al oído del presidente electo Nayib Bukele: el gobierno de Maduro es criticable, entre otras cosas, por la corrupción y su incapacidad de resolver problemas que afectan al pueblo venezolano, sobre todo la crisis económica que es consecuencia no sólo del bloqueo estadounidense, sino también de políticas gubernamentales fallidas. Sin embargo, desconocerlo y respaldar al autoproclamado presidente Juan Guaidó es sumarse al plan conspirativo y golpista de los neoconservadores estadounidenses (y su complejo milita-industrial) y a la estrategia del sector más recalcitrante, violento y antidemocrático de la derecha venezolana que rechaza cualquier propuesta de diálogo.

Apostemos, pues, por el diálogo, la paz y la solución democrática de la crisis venezolana. La otra opción es la destrucción, el caos y la muerte, para Venezuela y para América Latina.