Una de las apuestas en la política exterior del gobierno que asumirá el próximo 1o de junio, debe ser mantener y fortalecer las relaciones diplomáticas con la República Popular China. Esto, tomando en cuenta que el país asiático es actualmente la segunda potencia económica del mundo y pronto será la primera, superando a los Estados Unidos.
Con los cuantiosos recursos que posee, el gobierno de China podría aliviar las finanzas públicas de nuestro país, comprando total o parcialmente la deuda externa; y las empresas chinas podrían invertir para generar empleos, incluso financiar las mega obras de infraestructura ofrecidas por el presidente electo Nayib Bukele durante la campaña electoral. Y esto sin condicionamientos a las políticas internas ni exigencias de someternos a sus estrategias geopolíticas, como sí lo hace Estados Unidos.
Al mismo tiempo, el gobierno entrante debe fortalecer la relación con Estados Unidos, país donde viven y trabajan 1.5 millones de compatriotas y donde se vende la mayoría de productos salvadoreños. Pero debe ser una relación de respeto mutuo, no de sometimiento como parece estarla proyectando el presidente electo y su canciller designada, a partir de declaraciones y reuniones con personeros de la extrema derecha estadounidense, que han sido objeto de fuertes criticas y generan mucha preocupación.
La relación con Estados Unidos debe ser valorada sin sometimientos a sus designios políticos y exigiendo respeto hacia nuestros compatriotas, especialmente para los y las migrantes.
Entre las prioridades de relacionamiento exterior del futuro gobierno también debe estar la integración centroamericana, sobre todo con los países del llamado triángulo norte centroamericano. Con éstos se pueden impulsar estrategias conjuntas para aliviar los problemas de pobreza y violencia que son la causa de las migraciones masivas, así como también acordar posturas y acciones comunes contra las políticas anti-inmigrantes de la actual administración estadounidense presidida por Donald Trump.
En esta misma línea, también es prioritaria la relación con México, aprovechando la apertura y nueva visión del gobierno mexicano que expresa el presidente Andrés Manuel López Obrador, en relación a los temas migratorios y los vínculos que de cooperación e integración que busca establecer con sus vecinos del sur, los países centroamericanos.
Además, es necesario profundizar y aprovechar mejor la relación con aquellos otros países donde hay importante comunidad salvadoreña: Canadá, España, Italia, Suecia, Australia y otros, donde -por cierto- la mayoría apoyó a Bukele y mira con mucha expectativa al nuevo gobierno.
Esperemos, pues, que pasada la campaña y la post campaña electoral, finalmente el nuevo gobierno se instale y defina una política exterior soberana, sin sometimientos y sin más pragmatismo que los intereses del pueblo salvadoreño.
Ojalá que así sea.