//“La farsa” es Bukele

“La farsa” es Bukele

Diversas organizaciones, comunidades y sectores de la sociedad salvadoreña conmemoraron los Acuerdos de Paz, reivindicaron la memoria histórica y honraron a las víctimas de la guerra civil, este sábado 16 de enero, indignados por la indiferencia gubernamental y por el negacionismo histórico del presidente Nayib Bukele, quien ha catalogado los Acuerdos y la guerra como “una farsa”.

Las actividades conmemorativas incluyeron una concentración masiva de ex combatientes en la Plaza Cívica del centro histórico capitalino, un acto cultural en el monumento de las víctimas en el parque Cuscatlán, una protesta juvenil frente al estado mayor de la Fuerza Armada, foros académicos en la UCA y un “acto de desagravio” en El Mozote, el lugar donde sucedió la peor masacre de civiles y a donde el presidente Bukele llegó en diciembre pasado a pronunciar su tristemente célebre discurso contra los Acuerdos de Paz y la memoria de las víctimas.

Además de renegar de la importancia histórica de los Acuerdos y de insultar a las víctimas, Bukele también aprovechó esa aciaga ocasión para descalificar, estigmatizar y arremeter contra las organizaciones de derechos humanos y defensores de las víctimas como el ex procurador de derechos humanos David Morales.

Simultáneamente en las plataformas y redes digitales hubo expresiones masivas de rechazo al negacionismo histórico del presidente. El hashtag #ProhibidoOlvidarSV y otras iniciativas espontáneas de la gente, especialmente jóvenes, desafiaron la hegemonía discursiva de Bukele y su supuesta imbatibilidad en ámbito cibernético.

A Bukele, incluso, le ha salido “el tiro por la culata”: por querer sacar los Acuerdos del imaginario de la población, la indignación de la ciudadanía crítica ante el relato negacionista ha ampliado la memoria colectiva con la apropiación de la historia por parte de las nuevas generaciones que no vivieron directamente la guerra.

Apabullado y para disimular su derrota, Bukele se inventó esa misma noche un decreto presidencial que designa el 16 de enero como “Día de las víctimas del conflicto armado”. Con esto el mandatario no hace más que confirmar su demagogia y doble moral frente a las víctimas, pues mientras tanto se niega a colaborar con la justicia, no entrega los archivos militares y es cómplice de los perpetradores de crímenes de guerra, delincuentes de lesa humanidad y graves violadores de los derechos humanos.

Por eso “la farsa” es más bien el presidente Bukele: al inicio de su gobierno se comprometió a apoyar a las víctimas y ahora las abandona, insulta, ningunea y traiciona. Lo es también porque prometió actuar distinto a sus antecesores, sin embargo, repite prácticas autoritarias, corruptas y demagógicas, iguales o peores a las de algunos gobernantes anteriores.

Ojalá que lo actuado por la ciudadanía democrática el pasado fin de semana sea el inicio de una gesta democrática mucho más grande que termine desmontando y desenmascarando a esa farsa que es Nayib Bukele.