//Lo bueno, lo malo y lo feo de la destitución del ministro de Seguridad

Lo bueno, lo malo y lo feo de la destitución del ministro de Seguridad

Al final de la semana pasada el presidente Nayib Bukele destituyó a Rogelio Rivas como ministro de Seguridad Pública y, en su lugar, nombró a Gustavo Villatoro. Sobre el referido acontecimiento pueden anotarse tres aspectos relevantes.

Lo bueno es el acierto del presidente Bukele de destituir a un funcionario señalado de evasión tributaria y posibles casos de corrupción. El semanario digital El Faro publicó recientemente que Rivas -quien junto al ministro de Hacienda se mostraba como paladín de la lucha contra la evasión tributaria- no pagó impuestos durante los últimos ocho años.

Investigaciones periodísticas anteriores revelaron que Rivas también otorgó en forma irregular contratos del Ministerio de Seguridad, uno de éstos a familiares de la comisionada presidencial Carolina Recinos. Además, su empresa Rivas Franco ganó múltiples contratos en la Alcaldía de San Salvador mientras él presidía el Instituto Salvadoreño de Desarrollo Municipal (ISDEM) y asesoraba al entonces alcalde Nayib Bukele.

Lo malo es que el mandatario no haga lo mismo con sus demás ministros señalados de posible corrupción. Bukele despide a Rogelio Rivas, pero mantiene en sus puestos a Francisco Alabí en Salud y a Pablo Anliker en Agricultura, para citar sólo dos casos emblemáticos de funcionarios señalados de posible corrupción por la Corte de Cuentas, la Fiscalía y hasta la misma CICIES creada por el presidente.

Y lo feo tiene que ver con que la designación de Gustavo Villatoro confirma la influencia del “clan Saca” en el gobierno de Bukele: Sanabria, Dumas y Villatoro como caras visibles, Herbert Saca desde las sombras y el ex presidente Tony Saca desde el sector 9 del penal de Mariona.

A pesar de haber sido cuestionado como director de Aduanas durante el gobierno de ARENA presidido por Saca, Villatoro se proyecta actualmente como un súper funcionario de la administración Bukele, donde también ha sido director de Aduanas, fugazmente superintendente del Sistema Financiero y ahora ministro de Seguridad.

Ante esto sólo queda que la ciudadanía esté vigilante de los nombramientos que hace el presidente y del desempeño de los funcionarios designados.

Ojalá que así sea.