La democracia no sólo es política (estatal), económica (redistributiva de la riqueza) y social (participación ciudadana). Es también “deliberativa”. Es decir, se basa en la existencia una esfera pública incluyente y plural, donde las informaciones y opiniones de todos/as cuentan en la construcción de lo público: el debate y las políticas. Y esto sólo se logra con un ecosistema comunicacional incluyente y un modelo de medios democrático, que garanticen diversidad y pluralidad de voces.
En este sentido, desde este espacio editorial, planteamos públicamente al Presidente Nayib Bukele y a su gobierno tres propuestas urgentes.
La primera es crear un Sistema de Medios de Comunicación Públicos”. Esto consiste, básicamente, en que Radio Nacional y Canal 10 (y otros medios estatales que surgieran a futuro) dejen de ser “medios oficiales” y se conviertan en medios plurales e independientes de los gobiernos de turno. Su administración podría encargarse un “consejo ciudadano” y su función sería promover el debate abierto y serio sobre los temas de interés público, la cultura nacional, la convivencia pacífica, los valores democráticos, la memoria histórica, la conexión con la comunidad salvadoreña en el exterior, etc.
Para institucionalizar este sistema, podría retomarse el proyecto de ley de medios públicos que duerme el sueño de los justos en la Asamblea Legislativa desde septiembre de 2013.
La segunda es transparentar y democratizar la publicidad gubernamental. Se trata de establecer disposiciones y mecanismos que aseguren la transparencia, la inclusión y la equidad en la asignación de la pauta publicitaria en todos los medios de comunicación, independiente de su política informativa y la línea editorial.
Esto acabaría con la discreción, discriminación y antidemocracia con que gobiernos anteriores distribuyeron la publicidad estatal. Los gobiernos de ARENA la repartieron por afinidad política a TCS, El Diario de Hoy, La Prensa Gráfica y las principales radios de ASDER; y los gobiernos del FMLN, aunque incluyeron a otros medios (alternativos), siguieron -por dudosos criterios de cobertura y audiencia- la práctica de entregar a los grandes medios de la derecha la “tajada más grande del pastel publicitario”.
Y la tercera propuesta es retomar procesos relacionados con la democratización del espectro radioeléctrico. Uno es la renovación de las concesiones de radio y televisión por 20 años más en la SIGET. En nuestra opinión, por transparencia y legalidad, no deberían tener “derecho a prórroga” aquellas concesiones que fueron otorgadas en forma irregular e incorrecta.
Otro es la implementación de la Televisión Digital Terrestre (TDT). La digitalización representa una oportunidad para generar mayor pluralidad y diversidad mediática, a través del ingreso de nuevos operadores. Para esto debe otorgarse a los actuales concesionarios únicamente el ancho necesario para transmitir “en condiciones iguales o similares a las actuales” (como estableció la Sala Constitucional), y destinar el resto del espectro para nuevos canales o frecuencias.
Y el último tiene que ver con la aplicación de las reformas a la Ley de Telecomunicaciones referidas a los medios comunitarios. En mayo de 2016, la Asamblea Legislativa reconoció legalmente a los medios comunitarios y estableció mecanismos alternos a la subasta para asignar frecuencias a este tipo de medios; sin embargo, tres años después aún no ha sido otorgada ni una sola concesión para medios comunitarios.
Esto hace que una veintena de radios comunitarias, aglutinadas en ARPAS, sigan compartiendo una misma frecuencia; mientras cinco grupos empresariales (SAMIX, Corporación FM, Grupo Radio Stereo, Corporación KL, Megavisión) controlan el 95% del espectro radiofónico, según consta en el cuadro oficial de frecuencias de SIGET. En televisión, la Superintendencia de Competencia señala que Telecorporación Salvadoreña (TCS) controla el 37% del espectro de televisión abierta.
Esperamos, pues, que el Presidente Bukele y su gobierno tengan voluntad política para cambiar esta situación injusta y antidemocrática. Ojalá que así sea.