La reunión se dio el marco del 25 aniversario del fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya que resolvió injustamente contra el país y dejó a estas comunidades salvadoreñas en “territorio hondureño”, en tierra de nadie, en el limbo y en el olvido.
El “nacionalista” gobierno arenero de Alfredo Cristiano hizo, a propósito, una pésima de defensa del caso. Eran “tierras de guerrilleros”, inservibles y por tanto era mejor que se las quedara Honduras. Un verdadero acto anti-país, apátrida y de traición a los intereses nacionales.
Igual pasó con algunas islas del Golfo de Fonseca. En los años ochenta, los militares salvadoreños las entregaron a sus homólogos de Honduras para que ayudaran a controlar el paso de la ayuda del gobierno sandinista de Nicaragua para la guerrilla salvadoreña; pero terminada la guerra civil en 1992, los militares catrachos ya no las devolvieron.
Así entregaron el país los “patrióticos” gobiernos de ARENA: cedieron territorio nacional a Honduras, privatizaron empresas y servicios públicos, concedieron políticas económicas al Banco Mundial y al Fondo Monetario Internacional, intentaron privatizar la salud y quisieron entregar el subsuelo nacional a empresas mineras.
Los “nacionalistas” gobiernos areneros también entregaron la política monetaria al Departamento del Tesoro de Estados Unidos, empeñaron el futuro de varias generaciones endeudando al país y provocaron el inminente descalabro financiero con la privatización del sistema de pensiones, el verdadero “robo del siglo”.
Además, los “patrióticos” gobiernos del partido oligárquico se robaron varios miles de millones de dólares en escandaloso casos de corrupción: robos, fraudes, malversaciones, etc. Y lo que es peor: quieren retomar el Ejecutivo para reinstaurar el estilo de gobierno corrupto, autoritario y patrimonialista que impusieron durante veinte años.
Por eso, el encuentro del Presidente Sánchez Cerén con las comunidades de Nahuaterique es un acto contra el olvido. Contra el olvido de la entrega de partes del territorio nacional por ARENA y la entrega de numerosos activos del país por gobiernos que se decían “nacionalistas” y hablaban hipócritamente de “defender la patria”.
Por eso, este acto contra el olvido debe ser también un acto que anime la convicción y la apuesta colectiva que se resume en el lema “ARENA nunca más”.