Durante el acto de convocatoria oficial a los comicios legislativos y municipales a realizarse el próximo año, Olivo Granadino criticó especialmente la resolución de la Sala que permite el voto cruzado y señaló que “la democracia no sale de un escritorio ni se construye vía sentencias judiciales, sino en grandes consensos nacionales y acuerdos de país”.
Las críticas fueron rechazadas por un coro de periodistas, “analistas” y políticos genuflexos, cobardes y serviles de la Sala. Incluso, los demás magistrados del TSE – todos afines al oligárquico partido ARENA – se distanciaron inmediatamente de los señalamientos de Olivo Granadino.
Desde este espacio editorial respaldamos las críticas válidas y oportunas del presidente del TSE. Los magistrados Belarmino Jaime, Florentín Meléndez, Rodolfo González y Sidney Blanco han alterado en forma arbitraria y abusiva el sistema electoral, basados en una hipócrita visión anti-partido y una falsa ampliación de la democracia electoral.
Mediante cuestionadas sentencias, “las cuatro mentes brillantes” – como irónicamente los llamó Olivo Granadino – han afectado el sistema político (electoral), situación que habilita al pueblo a ejercer el derecho a la insurrección popular consagrado en el Artículo 87 de la Constitución de la República.
Los obscenos miembros de la Sala también suspendieron al magistrado del TSE Ulises Rivas, con el claro propósito de inclinar la correlación a favor de ARENA. Y este rompimiento del equilibro en el seno del ente electoral representa la mayor amenaza de fraude, más que la transmisión de datos o el conteo de los votos cruzados y fraccionados.
Esa correlación decretada por la Sala impide detener la campaña adelantada que realizan por todo el país los precandidatos areneros Carlos Calleja y Javier Simán. La mayoría de ARENA en el TSE garantiza la impunidad del proselitismo ilegal de los presidenciables de la derecha oligárquica.
Por tal razón, todos los sectores progresistas, democráticos y respetuosos de la institucionalidad deben respaldar las críticas del presidente del TSE y acompañar los esfuerzos encaminados a resolver los problemas generados por las resoluciones electoreras emitidas por “las cuatro mentes brillantes” de la Sala de lo Constitucional. Que así sea.