En 1969 se estableció el Día del Periodista en El Salvador y desde entonces se celebra cada 31 de julio. Felicitaciones, reconocimientos, pronunciamientos públicos es lo que suelen darse en este marco. Pero más allá de eso, ¿qué está haciendo el Estado para garantizar condiciones de protección para quienes ejercen esta labor? Y, ¿por qué importa el periodismo para la sociedad?

Texto: Josseline Roca/ Foto: Referencia, tomada de Mexicampo

Para responder lo primero, hasta hoy no hay mecanismos estatales de protección. El reconocimiento expresado verbalmente por representantes del Estado no se traduce en hechos como la aprobación de una ley integral de protección, demandada por instancias como la Asociación de Periodistas de El Salvador (APES), o el cese a señalamientos contra quienes sustentan afirmaciones críticas hacia gobernantes y otros funcionarios públicos.

Respecto a lo segundo, la importancia radica en el rol de contraloría y de “excavación” de hechos que son de trascendencia para la ciudadanía.

La Organización de las Naciones Unidas para la Ciencia y la Cultura (UNESCO) considera que la prensa es un “elemento central del derecho más amplio a la libertad de expresión”, por que “juega un papel central al informar de forma contextualizada sobre los temas relevantes para todos los ciudadanos y ciudadanas, al poner en debate público las cuestiones centrales para el desarrollo y la democracia, al actuar como “perro-guardián” de los gobiernos y otros actores”.

“Censuras directas, a través de leyes que no respetan los estándares internacionales, concentración de medios, violencia contra medios y periodistas, impunidad en los crímenes cometidos contra periodistas, violencia digital,  auto-censura, entre otras”, amenazan la libertad de prensa, agrega la UNESCO.

En Latinoamericana hay sobrada evidencia de las implicaciones que tiene para periodistas asumir los principios éticos inherentes a su labor, los cuales resultan incómodos para sectores de poder, los cuales buscan silenciarlos.

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