La Asociación por la Dignidad y la Vida, mejor conocidas como Las Dignas, nació el 14 de julio de 1990, período convulsionado en el país, ya que se vivía la transición de la guerra civil a la paz.
Por: Merlin Velis
El nacimiento de Las Dignas se origina en las filas de la Resistencia Nacional, una de las organizaciones insurgentes que conformaron el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) en octubre de 1986.
La RN tuvo presencia en la comunidad Santa Marta, al norte de Cabañas, y las mujeres combatientes en sus filas fueron algunas de las fundadoras y las primeras en tener la inquietud de contribuir a los cambios que se estaban gestando con los diálogos de los Acuerdos de Paz.
América Romualdo, directora de la organización feminista, sostiene que las fundadoras querían contribuir en el momento de la paz, a que esa idea de nuevo país y de democracia plena fuera una realidad.
“En ese momento ellas se empiezan a darse cuenta que hay derechos e intereses específicos de las mujeres y empezaron en ese recorrido de buscar, ya que hasta ese momento habían estado luchando por la sociedad en general”.
Romualdo afirma que la naciente organización tuvo que comenzar una lucha por la independencia ideológica y de autonomía económica ya que estaba ligada a filas de la RN; sin embargo, Las Dignas la fundaron más de 600 mujeres en una Asamblea organizada en la Universidad de El Salvador (UES) que provenían de varios sectores: mujeres cristianas, de comandos urbanos, mujeres repobladoras y combatientes.
“Posteriormente, esa búsqueda de las fundadoras que era construir un proyecto político de las mujeres las llevó a romper orgánicamente con la RN, con quienes se empezó a tener conflictos por el tipo de formación que querían dar en los territorios y por los recursos que muchas veces se decían que eran para las mujeres, pero se veían otras necesidades…”
Recuerda que siguieron trabajando en lugares donde convivían con compañeros de la Resistencia Nacional, pero a costa de mucha violencia y descalificación. “Los compañeros no aceptaban que ellas tomaran decisiones específicas”, rememoró.
Luego viene un período activo para las organizaciones en El Salvador, motivados por el auge de acontecimientos de lucha feminista en la región y el mundo, como la cuarta conferencia sobre derechos de las mujeres, organizada por la ONU en 1995.
“29 años de radicalidad y autonomía”
Pese a que mujeres demostraron mucha más valentía que los mismos hombres en las trincheras y terrenos de combates, antes de los Acuerdos de Paz no se veía necesario las luchas por los derechos de las mujeres. Había poca sensibilidad del tema en la izquierda salvadoreña, y principalmente, en el mismo sistema político de la derecha viciada por las dictaduras militares que existieron en El Salvador.
América Romualdo sostiene que, de hecho, “hay un discurso que todavía prevalece, que los derechos de las mujeres debe ser una lucha secundaria, que se desubica de la lucha principal y algunos se atreven a decir que es una cosa de las burguesas de derecha”.
“La radicalidad siempre la hemos buscado en develar cuál es la raíz de la presión de las mujeres, siempre hemos estado concentradas en ver porqué ha existido esa subordinación; por eso decimos hay que verlo con radicalidad y esa radicalidad está en temas que son tabú, que tiene que ver con la decisión sobre el cuerpo de las mujeres, en ese sentido apostamos a la radicalidad, a no callarnos, aunque se nos diga que es inapropiado hablar de ciertos temas”.
Ahora hay más conciencia y se está tomando en serio que se deben abordar las desigualdades y las injusticias contra las mujeres, eso que se creía secundario es lo que realmente está de fondo, por eso encaja como respuesta a ese desiterés que ha existido, el reafirmar: “La revolución será feminista o no será”.
Escuche la entrevista producida por Merlin Velis para Radio Victoria: