En el marco del “Día del Periodista”, es oportuno reivindicar la necesidad de proteger a las y los periodistas, combatir las noticias falsas y tendenciosas, ajustar las agendas periodísticas a las demandas ciudadanas y democratizar el esquema mediático del país.
Por: Leonel Herrera, periodista y activista por el derecho a la comunicación
Recientemente celebramos el Día de las y los Periodistas. Hace 50 años, en 1969, la Asamblea Legislativa institucionalizó dicha conmemoración retomando la fecha fundante del periodismo salvadoreño: el 31 de julio de 1824, cuando José Matías Delgado publicó el primer periódico en el país (el naciente Estado de El Salvador también debía independizarse de los periódicos de Guatemala).
Más allá de algunos foros organizados por la Asociación de Periodistas de El Salvador (APES) y el reclamo de la Mesa de Protección a Periodistas por la no aprobación de la propuesta de ley presentada hace casi un año, la celebración pasó bastante desapercibida. Por tanto, es necesario plantear algunos desafíos urgentes del periodismo y los/as periodistas.
El primer desafío (y dado el carácter reivindicativo y gremial de la celebración) está, justamente, en la necesidad de mejorar las condiciones laborales y sociales de los/as periodistas, condiciones cada vez más precarizadas por las dificultades financieras de algunos medios y la avaricia empresarial de otros, la convergencia tecnológica (que incrementa las tareas pero no los salarios) y los riesgos de la violencia e inseguridad, que afecta particularmente el trabajo periodístico y que ya ha cobrado la vida de algunos periodistas.
A esto se suman los actos de intolerancia y los linchamientos en redes sociales de periodistas que critican (o simplemente informan) sobre acciones u omisiones del actual gobierno. Sobre esto, el Relator de Libertad de Expresión de la CIDH, Edison Lanza, llamó la atención en su reciente visita al país.
En este sentido, es pertinente insistir a los diputados y diputadas de la Asamblea Legislativa que aprueben el proyecto de Ley de Protección Integral a Periodistas, Comunicadores y Trabajadores de la Información. La propuesta de ley incluye mecanismos de protección ante la violencia física, el acoso (laboral y sexual) y despidos injustificados. La normativa también plantea la creación de una caja mutual y otras medias de protección social negadas históricamente.
Un segundo desafío tiene que ver con la difusión de noticias falsas que proliferan, especialmente, en los medios digitales y redes sociales (facebook y tuiter). Las llamadas “fake news” contaminan aún más el ambiente desinformativo generado por los tendenciosos medios tradicionales.
Para esto es necesario que los/las periodistas aseguren la rigurosidad del método y los estándares éticos de la profesión para evitar cualquier información inexacta, calumniosa o falsa. La ciudadanía debe procurar mecanismos de contraloría social (códigos éticos, veedurías, autorregulación de medios) y fomentar la recepción critica para contrarrestar las “fake news” digitales y las informaciones tendenciosas en medios tradicionales. Y el Estado (Fiscalía y tribunales de justicia) que apliquen eficientemente la ley a todos aquellos inescrupulosos que difamen, calumnien o engañen con noticias falsas.
Y un tercer desafío tiene que ver con que las agendas y los enfoques periodísticos se alejen de intereses particulares (empresariales, políticos, personales) y se acerquen a las demandas, aspiraciones y sueños de la población.
Las agendas periodísticas (informativas, de análisis y opinión) deben incorporar los temas de real interés público y abordarlos desde la perspectiva ciudadana. Este llamado es sobre todo para los grandes medios comerciales y hegemónicos que suelen supeditar el interés informativo y los propósitos sagrados del periodismo a la búsqueda de lucro, la creación de percepciones interesadas o la defensa del status quo neoliberal, consumista, machista y depredador del ecosistema. Se trata de mostrar los problemas que afectan a la gente, insistiendo especialmente en las propuestas de solución que la misma población plantea.
Finalmente, sigue pendiente el desafío de democratizar el modelo mediático audiovisual. El nuevo gobierno debería tomar cartas en el grave problema de la concentración de las frecuencias de radio y televisión, pues tal situación podría agravarse aún más con la implementación de la televisión digital terrestre si se mantienen los mismos anchos de banda a los actuales concesionarios y el dividendo digital no es utilizado para incorporar a nuevos operadores que propicien una mayor pluralidad y diversidad mediática.
Así que, en el marco del “Día del Periodista”, es oportuno reivindicar la necesidad de proteger a las y los periodistas, combatir las noticias falsas y tendenciosas, ajustar las agendas periodísticas a las demandas ciudadanas y democratizar el esquema mediático del país.
Tomado de: Periódico Equilibrium