A 32 años del asesinato del defensor de derechos humanos, crimen que sigue en la impunidad, su familia exige a la Fiscalía una investigación amplia contra los autores intelectuales del hecho.
Por: Krissia Girón / Foto: Museo de la Palabra y la Imagen
A las 5 de la tarde del 26 de mayo de 1986, jóvenes de “jeans y camisetas”, acompañados de la Policía de Hacienda, apuntan con metralletas a Mirna Perla y sus hijos, al tiempo que toman de las manos a su esposo, Herbert Anaya Sanabria, presidente de la Comisión de Derechos Humanos de El Salvador (CDHES), metiéndolo a un pick up sin placas y vidrios polarizados.
Su paradero fue desconocido, según relata Mirna Perla, durante 24 horas. “Luego, Tutela Legal del Arzobispado logra que den noticias de Herbert diciendo que ahí lo tienen, pero está obviamente incomunicado por 15 días, según lo establecía el decreto 50 que se aprobó en 1979, luego del golpe de Estado”.
Perla asegura que en esos 15 días, los cuerpos de seguridad tenían que “sacarle (a los torturados) el compromiso” de colaborar.
Tres días después de que capturan a Herbert, también son capturados otros miembros de la CDHES, Miguel Montenegro, Reynaldo Blanco y Rafael Terezón. Los cuatro, junto con Joaquín Cáceres que ya se encontraba en la prisión de Mariona, se ven obligados a trasladar la Comisión de Derechos Humanos a la cárcel, donde se encontraban más de 1,200 presos políticos “entre sacerdotes, estudiantes, sindicalistas, pastores, cooperativistas, gente de Comunidades Eclesiales de Base”, relata Perla.
“Ahí estaba la posibilidad de hacer un estudio denominado -La tortura en El Salvador-”, explicó. El documento fue entregado ante instancias internacionales.
Luego de esta detención, de la cual fue liberado el 2 de febrero de 1987, Anaya Sanabria dobló los esfuerzos de denuncia ante las violaciones de derechos humanos cometidas por el Estado. “Cuando salió de la cárcel, con más razón dijo ‘ahora estoy libre totalmente para decir lo que me de la gana’, incluso dejó de ocultar su nombre”, relata la abogada.
¿Quién era Herbert Anaya Sanabria?
Entre el verde y la frescura de los cafetales de la ciudad de Chalchuapa, en Santa Ana, el pequeño Herbert Ernesto conoció la desigualdad y la explotación. Así lo recuerda su esposa Mirna Perla, quien entre lágrimas hace memoria de cómo inició su camino el reconocido defensor de derechos humanos.
“Desde muy niño él conoció la explotación que se da en los cafetales. Él es de la zona de Chalchuapa y ahí fue que conoció cuando se está cortando el café, las personas que llegan totalmente desposeídas y tienen necesidad de que durante la época de cortas están ahí e incluso duermen en los cafetales”, afirma Perla.
Asegura que, desde su niñez, Herbert Anaya fue tomando conciencia social que se consolidó en su paso por la Universidad de El Salvador (UES), donde aprendió que “la estructura injusta de los sistemas divididos en clases, como es el sistema capitalista, puede ser superada por otras formas de conviviencia pacífica entre los seres humanos y la naturaleza. Por eso él decidió dedicar su vida, no importándole si lo mataban”.
La vida de Herbert Anaya Sanabria fue apagada a las 6:45 de la mañana del 26 de octubre de 1987. Agentes de la Policía de Hacienda lo interceptaron en el parqueo de la urbanización José Simeón Cañas, en Mejicanos, mientras se preparaba junto a su esposa para dejar a los niños en el colegio.
Su asesinato provocó una oleada de denuncias a nivel nacional e internacional. Para Mirna, esta presión obligó al “régimen de turno” a realizar una investigación, “donde buscaron un chivo expiatorio que en algún momento fui yo. A mí me andaban acusando de haber contratado a unos matones para que lo asesinaran. Por eso me fui del país el 26 de noviembre del 1987”, relata Perla, a quien le parece curioso que ese mismo día, el director de la Policía de Hacienda, Rinaldo Golcher, “quien capturó, secuestró y amenazó a Herbert”, fue nombrado Viceministro de Seguridad.
El caso por el asesinato del defensor de derechos humanos fue reabierto en 2017, luego de declarada inconstitucional la Ley de Amnistía. La familia de Herbert Anaya Sanabria pide a la Fiscalía General de la República (FGR) que las investigaciones sean objetivas, y busquen entre los culpables a los altos mandos de la entonces Policía de Hacienda, para que este delito no quede en la impunidad.
En 2013, la Asamblea Legislativa declaró el 26 de octubre como “Día Nacional del Defensor y Defensora de Derechos Humanos”, en reconocimiento al trabajo de este sector.
DECRETO-Nº-288-DÍA-NACIONAL-DE-LA-PERSONA-DEFENSORA-DE-DDHHPara las organizaciones sociales esta fecha honra la memoria de Herbert Anaya Sanabria, cuyo trabajo marcó el camino de la defensa de derechos para las nuevas generaciones.
En palabras de Mirna Perla, él “quería que las nuevas generaciones siguieran su ejemplo y trabajen porque nuestro país, algún día, logre avanzar hacia una sociedad donde haya justicia social, donde todas las personas sean importantes y tengan oportunidad de una vida digna”.
A 6 años de decretarse el día del defensor y defensora de derechos humanos, organizaciones sociales han trabajado propuestas para la seguridad de este sector, como la Ley de Protección Integral a Personas Defensoras, y la Propuesta de Lineamientos de Política Nacional de Protección a Personas Defensoras de Derechos Humanos, presentadas a finales de 2018 ante los Órgano Legislativo y Ejecutivo. Hasta la fecha, ninguna de las propuestas ha obtenido respuestas del Estado.
