Radio Victoria nace un 15 de julio de 1993 en Santa Marta, al norte del departamento de Cabañas, una comunidad que durante el conflicto fue un blanco de operativos militares contrainsurgentes de la Fuerza Armada salvadoreña como el de «Tierra Arrasada», que obligó a los habitantes a refugiarse en Honduras.
Por: Merlin Velis
Desde muy temprano, el parque de Ciudad Victoria en el departamento de Cabañas se llenaba de listones y globos de colores. Oyentes y amigos de la Radio llegaban de todos los rincones de El Salvador, para disfrutar del tradicional Festival Popular de Aniversario. Se llenaba de música y de rostros de alegría.
Este año la celebración fue diferente debido a la pandemia por Covid 19, la cual sigue impactando en la vida de todos los salvadoreños y salvadoreñas.
En ese marco se realizó el Foro Radiofónico: «Impactos del COVID-19 en la Radio Comunitaria», en el que participaron representantes de emisoras hermanas y de la Asociación de Radios y Programas Participativos de El Salvador, ARPAS.
Isabelo Cortez de Radio Victoria expuso que uno de los mayores impactos que ha provocado la pandemia, ha sido en la sostenibilidad financiera de la radio, ya que “a finales de marzo y abril, los comercios y negocios que hay en el departamento de Cabañas que se anunciaban en la radio dejaron de hacerlo y dejamos de percibir ese recurso e impacta en nuestro funcionamiento. Luego la ejecución de proyectos de la cooperación internacional, los cuales no podemos ejecutarlos como se había previsto, porque se limita ese contacto con la comunidad y las organizaciones mismas”.
A pesar de las dificultades para impulsar las apuestas estratégicas de incidencia y articulación debido a las normativas vigentes para contener más casos de coronavirus, Cortez sostiene que el contacto con la comunidad se ha fortalecido a través de la programación y el contacto telefónico y plataformas digitales, aunque “a nivel de las comunidades la brecha digital es muy fuerte, todavía no hay las suficientes condiciones para conectarnos a internet”.
Norma Ramírez, coordinadora de la Red Informativa de ARPAS, señaló que la situación en términos económicos se agrava debido a la desigualdad en el acceso a la publicidad, “a nivel nacional hablando de políticas públicas hace mucho mas evidente la ausencia de una distribución equitativa de la pauta gubernamental, las radios comunitarias no reciben el apoyo”.
Ramírez agregó que la dinámica y las rutinas de trabajo de las radios y de los medios en general han cambiado, “estamos expuestas y en riesgo ante esta enfermedad, que es una realidad que estamos viviendo, pero también de proteger a nuestra familia, porque luego volvemos a la comunidad, a la casa”.
La radio, la guerra y la paz
Radio Victoria nace un 15 de julio de 1993 en Santa Marta, al norte del departamento de Cabañas, una comunidad que durante el conflicto fue un blanco de operativos militares contrainsurgentes de la Fuerza Armada salvadoreña como el de «Tierra Arrasada», que obligó a los habitantes a refugiarse en Honduras.
Las razones que le dieron vida al proyecto respondían a las necesidades de una comunidad que venía de sufrir el exilio, de ser escuchada en sus demandas, de demostrar que, a pesar del dolor de haber experimentado la guerra, estaban dispuestas a construir una comunidad unida y solidaria y sobre todo con identidad y memoria histórica. De ahí el sentido del lema: «100% popular».
La mayoría de los integrantes de la emisora son jóvenes, mujeres y hombres que nacieron en los campos de refugiados en Honduras, formados bajo un modelo de educación popular que construyó a toda una generación, con un espíritu crítico de su propia realidad, conocedor de que las causas que provocaron la guerra están cimentadas estructuralmente en la desigualdad social, económica y política.
En el año de 1994, con la firma de los Acuerdos de Paz un grupo de 10 emisoras comunitarias, entre ellas Radio Victoria, Izcanal, Segundo Montes y Sumpul, fundaron la Asociación de Radios y Programas Participativos de El Salvador ARPAS.
Las radios asociadas hasta ese momento emprendieron una ardua lucha por conseguir el reconocimiento legal y frecuencias de radio, sin embargo, instancias del Estado como la Asociación Nacional de Telecomunicaciones ANTEL negaron el reconocimiento, criminalizaron la lucha de las emisoras, decomisándole mediante órdenes judiciales equipo de transmisión.
Con el adjetivo “radios piratas”, el gobierno se negó el reconocimiento demandado por las radios comunitarias que en su mayoría habían nacido en comunidades perseguidas y que en medio de la guerra civil habían decido repoblar sus lugares de origen.
Durante las últimas décadas, las radios comunitarias han desempeñado un papel determinante en ser medios garantes de la libertad de expresión, de la pluralidad y la diversidad de voces.
Acompaña las aspiraciones y sueños de los pueblos que anhelan una sociedad más justa y han sido además demandantes del cumplimiento de los derechos humanos en todos los ámbitos de la vida nacional.
La emisora cuenta con una programación variada que se va adecuando a la exigencia de una amplia audiencia. Cuenta con su propio noticiero local llamado “En Voz Alta” en los que se visibilizan las actividades y proyectos de las comunidades del departamento. Además, tiene una red de corresponsales locales y grupos de radioescuchas integrados por mujeres y jóvenes de las comunidades, eso le permite a la radio seguir de cerca el acompañamiento con las organizaciones en cualquiera de sus demandas.