La moción de Calleja y sus secuaces es un acto desesperado con el que buscan “quitarse el mote” de privatizadores del agua y distanciarse públicamente del macabro plan de mercantilizar el vital líquido, frente al rechazo social creciente que se evidenció con las multitudinarias manifestaciones que esta mañana realizaron la Universidad de El Salvador y la Alianza contra la Privatización del Agua.
El guión de proselitismo barato desarrollado por Calleja y los diputados de derecha evidencia una vez más la demagogia, la hipocresía y el cinismo de los promotores de la privatización del agua.
Ante la propuesta arenera de reforma constitucional, surge las siguientes preguntas: ¿si está de acuerdo con garantizar el agua como derecho y su gestión pública en la Carta Magna, porqué ARENA no ratificó la reforma presentada por el Foro del Agua en las tres legislaturas anteriores?; y ¿porque, si están en contra de la privatización del vital líquido, los diputados areneros insisten en poner a la ANEP en el ente rector de las políticas hídricas?
Así que, por favor, nadie se engañe con esta burda maniobra arenera. El país entero debe seguir presionando para que se apruebe la ley que impulsan la Iglesia Católica, la UCA, la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos y las organizaciones populares aglutinadas en el Foro del Agua y la Alianza contra la Privatización del Agua.
Esta propuesta reconoce el agua como derecho humano, establece un ente rector de las políticas hídricas totalmente público y garantiza la participación ciudadana en la gestión del vital líquido.
Y, como dijimos ayer, la lucha contra la privatización del agua también incluye rechazar los “asocio público privados” y la creación de la “zona económica especial”, iniciativa presentada esta semana por el vicepresidente y la ministra de Economía del actual gobierno que se dice “de izquierda” pero – en la práctica – su gestión está profundizando el neoliberalismo heredado de las administraciones areneras.