Por: Red Informativa de ARPAS
Las elecciones presidenciales realizadas en Nicaragua, el pasado domingo 7 de noviembre, no pasaron desapercibidas en El Salvador. Los comicios en el vecino país centroamericano generaron reacciones que evidencian claras contradicciones en algunos actores políticos nacionales, sobre todo vinculados al oficialismo y al opositor partido FMLN.
FMLN rechaza autoritarismo de Bukele pero aprueba el de Ortega
El FMLN y algunos de sus dirigentes, como la ex jefa de fracción legislativa Nidia Díaz, saludaron al “soberano pueblo Nicaragua”, al FSLN y a la pareja Ortega-Murillo, quienes lograron la reelección sin tener una oposición real.
Mientras respalda a Daniel Ortega, el FMLN critica el estilo autoritario del presidente Nayib Bukele, quien sigue un guion antidemocrático similar al del gobernante nicaragüense. El Frente ha cuestionado el control de todo el aparato estatal, los ataques contra la independencia judicial, el interés reeleccionista y otras acciones autoritarias de Nayib Bukele que también ha realizado Ortega en Nicaragua.
Bukele critica a Ortega pero sigue sus pasos
Por su parte el presidente Nayib Bukele criticó fuertemente a Ortega (y al FMLN por apoyarlo), mientras sigue un guion para acaparar el poder absoluto y perpetuarse en el poder, tal como ha hecho el gobernante nicaragüense. Como Ortega, Bukele también ya controla la Asamblea Legislativa, la Corte Suprema de Justicia, la Fiscalía y el Tribunal Supremo Electoral; sin embargo, el mandatario salvadoreño critica públicamente al gobernante de Nicaragua.
También la Unión Europea…
Las contradicciones no solo alcanzan a actores políticos e institucionales del país, sino también a instancias internacionales como la Unión Europea. La UE desconoció las elecciones en Nicaragua y consideró ilegítima la reelección de la pareja Ortega-Murillo.
Sin embargo, la UE muestra una postura de respaldo al presidente salvadoreño Nayib Bukele, a pesar de que éste actúa en forma autoritaria y antidemocrática parecida al gobernante nicaraguense. Tras la partida del ex embajador Andreu Bassols y una reunión del vicepresidente Félix Ulloa con el representante europeo Josep Borrell, la UE cesó sus críticas a Bukele y se ha mostrado afín.