Según la denuncia, la compañía extractivista utiliza como fachada la Fundación El Dorado para mantenerse en el país y desde ahí hacer lobby con diputados de derecha para revertir la ley antiminera aprobada unánimente por la Asamblea Legislativa en marzo de este año.
¿Por qué Pacific Rim – Oceana Gold mantiene la expectativa de extraer metales preciosos del subsuelo nacional a pesar del rechazo generalizado de la población, después de perder su demanda contra el Estado salvadoreño en un tribunal internacional y a pesar de que la minería metálica está terminantemente prohibida por ley?
La respuesta a dicha pregunta la tiene el pre candidato arenero Carlos Calleja. Este presidenciable del partido oligárquico tiene vínculos con el magnate minero canadiense Frank Guistra, a quien ha prometido permitir la explotación minera si gana las elecciones del 2019.
Esa sería, entonces, la razón por la cual la transnacional minera no abandona el país: la perspectiva de desarrollar sus proyectos extractivistas si ARENA recupera el Ejecutivo. Para eso – advierten las organizaciones de Cabañas – el partido de derecha impulsa desde ya un plan para revertir la ley que prohíbe la exploración y explotación minera metálica.
Significa, pues, que el país aún no está totalmente a salvo de los graves daños ambientales, económicos y sociales de la tenebrosa industria minera. A ARENA no le importa que la minería de metales sea inviable en el país debido a la estrechez territorial, alta densidad poblacional y al deterioro de los recursos hídricos.
Por tanto, para alejar definitivamente la amenaza de la explotación minera, el país debe evitar el retorno de la derecha oligárquica al Ejecutivo. Todas las organizaciones progresistas, sectores democráticos y toda la población que apuesta por la continuidad de la vida tienen que hacer un frente común para impedir el regreso de ARENA.
Esto es cuestión de vida o muerte.