Esta semana se le cayó el llamado “Caso Funes”. La representación fiscal no pudo comprobar la procedencia ilícita de fondos del ex presidente Mauricio Funes, y para justificarse descalificó a los peritos del Sistema Financiero, a quienes -incluso – amenazó con procesarlos en los tribunales.
Y para desviar la atención de las críticas contra este nuevo fracaso, Meléndez denunció la existencia de una “nueva tregua” con las pandillas, mostró supuestas pruebas y hasta acusó públicamente a funcionarios, diplomáticos y líderes religiosos. Más grave aún, dijo que ha realizado escuchas telefónicas, sin precisar si contó con la autorización de algún juez para hacerlo.
El mismo modus operandi: acusar y presentar supuestas pruebas ante los medios de comunicación, en vez de judicializar casos en los tribunales. En el “Caso Funes”, el Fiscal montó un enorme show mediático y resultó al final que nunca tuvo pruebas. El ex gobernante debería demandarlo.
El ex fiscal Luis Martínez montaba casos, inventaba pruebas y manipula los procedimientos, por lo cual ahora está preso. El actual Fiscal debería correr la misma suerte, por manipular casos y negarse a investigar otros. Esto último está tipificado en Código Penal como incumplimiento de deberes y omisión de investigación.
El Fiscal no da una. Fracasó hace un par de meses el “Caso Tregua” y ahora con el “Caso Funes”. No investiga casos relevantes (como la corrupción de los gobiernos de ARENA o los abusos de los magistrados de la Sala de lo Constitucional) y los que levanta se le caen.
Vale insistir. El Fiscal debe renunciar o ser despedido por incompetencia notoria. El país necesita uno capaz, honesto y comprometido con el combate contra la corrupción, el crimen organizado y demás delitos que la inoperancia fiscal o judicial deja impunes.