“Iglesia influenciada por comunistas” y “curas de sotana roja usan púlpito para hacer política”, eran los mensajes difundidos a finales de los setenta y principio de los ochenta para justificar otro más definitivo: “haga patria, mate a un cura”.
Ahora, 30 años después, el director ejecutivo de El Diario de Hoy Fabricio Altamirano usó el tuiter para decir que “el Estado debe ser laico y la Iglesia debe atender las cosas de la fe”. “El retorno de la Iglesia a la política nos llena de tristeza”, publicó cuando el Arzobispo capitalino llegó a la Asamblea Legislativa a presentar un proyecto de ley prohibitiva de la minería.
Y la semana pasada, que Monseñor Escobar Alas encabezó una movilización que culminó con la entrega de 30 mil firmas pidiendo a la Asamblea aprobar con prontitud la normativa antiminera, el desconcierto del director del periódico de extrema derecha fue mayor: “…lo que no entendemos es qué está haciendo nuestro Arzbispo en representación de la Iglesia en un acto eminentemente político…”, escribió Altamirano, exhibiendo la herencia “escuadronera” de su padre, señalado de patrocinar escuadrones de la muerte de antes y durante la guerra civil.
Otro “neo-escuadronero” que acusa a Escobar Alas de estar influenciado por la izquierda y los jesuitas de la UCA, es el ex presidente de ANEP Jorge Daboub. “(El Arzobispo) está asesorado por gente cercana al FMLN y sus desatinadas posiciones vienen de ahí, es lamentable y penoso”, publicó el ex dirigente empresarial.
Daboub no sólo recrimina a Monseñor Escobar Alas su propuesta de prohibir la minería, sino también su respaldo al incremento del salario mínimo y su petición de que las medidas fiscales no afecten a los pobres.
En respuesta, el ex rector de la UCA y actual director del IDHUCA José María Tojeira recomendó al ex presidente de ANEP leer la Encíclica Papal “Laudato Sí”, que llama a proteger el medioambiente y cuidar la “Casa Común”. “Eso le iluminaría (a Daboub) para saber las razones que mueven a la Iglesia”, expresó el sacerdote jesuita, quien también aclaró que “la Iglesia tiene un pensamiento desarrollado y no necesita asesoría de ningún partido”.
Las declaraciones de Altamirano y Douboub son una peligrosa señal de que las facciones más intolerantes y viscerales de la derecha no han abandonado su “visión escuadronera”. Los ataques contra la postura ambiental de la Iglesia y contra la iniciativa del Arzobispo capitalino constituyen el retorno de los “escuadroneros”: en otros tiempos, en vez del tuiter, Altamirano y Daboub quizás habrían utilizado la metralleta”.
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