UNESCO reconoce que la radio “sigue siendo el medio más ágil y accesible para amplios sectores de la humanidad, sobre todo en los países pobres ubicados en el sur global”, especialmente durante situaciones de emergencia.
Ciertamente la radio mantiene su relevancia y, favorecida por el nuevo entorno digital, conecta con otras audiencias insertándose en la lógica multimedia que propicia la convergencia de formatos, narrativas y soportes tecnológicos. El medio radial se ha convertido en un “gestor de procesos de comunicación”.
La celebración también busca que los Estados establezcan leyes y políticas públicas orientadas a transparentar, pluralizar y democratizar los esquemas mediáticos, a través de una gama equilibrada de medios públicos, comunitarios y privados.
En tal sentido, vale resaltar que en El Salvador se aprobó – en mayo de 2016 – reformas a la Ley de Telecomunicaciones que reconocen a los medios comunitarios por radiodifusión y eliminan la subasta como único mecanismo para asignar frecuencias radioeléctricas.
Sin embargo, dichas reformas todavía no han sido implementadas porque la Superintendencia de Electricidad y Telecomunicaciones (SIGET), entidad responsable de su aplicación, ha demorado los reglamentos y la creación del mecanismo de concurso público para otorgar concesiones a medios comunitarios.
Esto significa que – casi dos años después de aprobadas las reformas – las radios comunitarias continúan compartiendo una sola frecuencia, mientras el 95% de éstas sigue concentrado en un oligopolio privado integrado por cinco empresas mediáticas (Samix, Corporación KL, Grupo Radio Stereo, Corporación FM y Megavisión). Y Telecorporación Salvadoreña (TCS) siempre tiene mayoría de canales televisivos.
Para aportar a la implementación de las reformas, la Red por el Derecho a la Comunicación (ReDCo) presentó en enero de 2017 una propuesta de Política Pública de Comunicación. Sin embargo, ninguna de las acciones ahí planteadas ha sido tomada en cuenta.
Por tanto, el verdadero reconocimiento de los medios comunitarios, que es la democratización del espectro radioeléctrico, sigue pendiente.