El triunfo de Calleja en las internas areneras no es ninguna sorpresa. Ganó por el apoyo de poderosos grupos empresariales, gastó (no se sabe cuántos) millones de dólares en su ilegal campaña adelantada, tuvo – además – el respaldo del aparato partidario (COENA y directivas departamentales) y – según denuncian partidarios de su oponente Javier Simán – presionó, coaccionó y amenazó a muchos militantes areneros.

Los peligros que la candidatura de Calleja representa para el país no pueden ser peores, pues – además de representar a los más anquilosados y trogloditas grupos oligárquicos del país – el presidenciable arenero podría impulsar la explotación minera. La minera Pacific Rim-Oceana Gold está celebrando.

La minería de metales está prohibida terminantemente por la ley que se aprobó hace un año en la Asamblea Legislativa. Sin embargo, Pacific Rim se niega a abandonar el país y espera que en un eventual gobierno de Calleja la derecha parlamentaria derogue o modifique dicha ley y se permita la extracción de metales preciosos del subsuelo nacional.

No por casualidad, paralelo a las primarias de ARENA, las empresas extractivas lanzaron en forma anónima una campaña sobre la “minería verde”, centrada en la difusión de la falaz y trasnochada idea de una minería no contaminante y amigable con el medio ambiente.

La minería verde no existe, cualquier actividad minera es contaminante y en El Salvador es totalmente inviable dada la estrechez territorial, alta densidad poblacional y los graves problemas con el agua.

Por eso toda la población que quiere preservar la vida y mantener el país a salvo de la tenebrosa minería metálica, debe evitar que el candidato de ARENA llegue a la Presidencia de la República. Así lo ha planteado la Mesa Nacional frente a la Minería.

El mismo consenso nacional que permitió la prohibición de la minería, debe generarse ahora para evitar el regreso de ARENA al Ejecutivo.

Ojalá que así sea.