Testigos afirmaron que la víctima estaba sentada en las gradas de la iglesia en la que se congregaba cuando, los vehículos que iban a excesiva velocidad, la atropellaron. Por las condiciones en las que se dio el hecho, sospechan que los conductores realizaban carreras ilegales.

Por: Josseline Roca/ Foto: El Chalchuapaneco

La mañana del domingo 10 de noviembre un trabajador municipal llevó la peor noticia a una familia de Atiquizaya, Ahuachapán. “La señora ha tenido un accidente (…) está ahí ‘tirada’, bien golpeada”, les dijo.

Tras preguntarle qué le había pasado a su familiar, una adulta mayor de 74 años, se prepararon para acudir al lugar donde les indicaron que se encontraba. Otros familiares e integrantes de la iglesia en la que se congregaba llegaron a la vivienda. Entonces supieron que se trataba de lo peor.

Al llegar a la Iglesia Fuente de Luz, que se ubica en la colonia Gisela, de Atiquizaya, vieron dos vehículos introducidos en la zanja. “Yo empecé a gritar, sentía que me moría”, narra, con el dolor a flor de piel, una de las allegadas a la víctima, a quien llamaremos Nancy, para proteger su identidad.

“Verdad que está debajo de esos carros”, le cuestionaron a un agente de la Policía Nacional Civil (PNC) que se encontraba en la escena. Éste respondió que no, que “estaba detrás del cerco”.

Pronto, encontraron los restos. “Quedó destrozada”, recuerdan.

“El carro gris se pasó llevando al carro azul y él le pasó dando a la señora”, les contó el policía.

Otro agente se acercó y le dijo a uno de los familiares “no vaya a pedir mucho, si le ofrecen unos $100 o $200 agárrelos, porque ni las grandes empresas dan tanto”.

Frente a la mirada de personas allegadas a la víctima, los responsables subieron a la patrulla sin ser esposados. “Ellos van presos o libres”, les cuestionaron. “No, solo vamos a interrogarlos, pero van a quedar en libertad porque así es la ley”, le respondió el agente.

“Necesitamos una indemnización”, le señalaron. “Ahorita no, eso va a ser después, no solo va a hablar usted y ya va a estar el billete”, contestó el policía.

Testigos afirmaron que la víctima estaba sentada en las gradas de la iglesia cuando los vehículos que,  iban a excesiva velocidad, la atropellaron. Por las condiciones en las que se dio el hecho, sospechan que los conductores realizaban carreras ilegales.

La abogada Kerlin Belloso, quien es parte del programa de Seguridad Ciudadana y Justicia Penal de la Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho (FESPAD), consideró que “a simple vista podría pensarse que se podría constituir un delito culposo. Sin embargo creemos que el proceso podría prestarse a la impunidad, por el cargo que ostentan”, dijo.

“Según el relato (…) podríamos establecer que la policía no se puso al servicio de las víctimas sino de los victimarios, en ese momento donde existe un ‘shock’ de parte de las víctimas al ver a su familiar en el estado en el que se encontraba”, señaló Belloso.

Para la abogada, la Fiscalía General de la República (FGR) debería iniciar de oficio una investigación, para determinar la responsabilidad penal y civil de los implicados. “Si se comprueba que son agentes de la corporación, la policía debería iniciar un procedimiento administrativo”, agregó.

Belloso afirmó que FESPAD acompañará el caso. Mientras tanto, allegados a la víctima tienen serias dudas sobre la investigación y posterior proceso judicial, y exigen que se les garantice una indemnización.

Ni la PNC ni la FGR difundieron información sobre este hecho, a diferencia de otros casos.